Fue la persecución que paralizó a todo un país frente al televisor. El 17 de junio de 1994, un Ford Bronco blanco en el que viajaba el fugitivo O.J. Simpson era acechado por un convoy de autos de policía por autopistas de California ante los ojos de 95 millones de estadounidenses.
Ese día, coincidente con la inauguración del Mundial de fútbol de Estados Unidos, se interrumpió la cobertura televisiva de otros grandes acontecimientos deportivos, como las Finales de la NBA y el Abierto de Estados Unidos, para transmitir imágenes de la persecución, mientras Domino’s Pizza registró un récord de pedidos de los espectadores, que no querían perderse un solo instante de acción.
Ese momento, captado por helicópteros de televisión y periodistas sin aliento, y retransmitido a todo el mundo, sigue siendo una obsesión para algunas personas.
Pero una espectadora quedó especialmente fascinada. «Estábamos todos apiñados y mirando, nadie respiraba… nos quedamos allí de pie completamente asombrados y fascinados», recordó Kim Goldman en un podcast de 2019 que conmemoraba el 25 aniversario del suceso.
«Fue raro porque (había) gente esperando que se suicidara… Y mi padre y yo no queríamos… queríamos que lo atraparan y que rindiera cuentas», afirmó.
Cinco días antes, Ron, el hermano de Goldman, había muerto apuñalado junto a la ex mujer de Simpson, Nicole Brown Simpson, en un doble crimen que conmocionó Estados Unidos.
Simpson fue acusado y absuelto en 1995 por un jurado de Los Ángeles en un caso denunciado por muchos como un circo mediático que se conoció como el «Juicio del Siglo».
La absolución de la ex estrella del football americano y actor de Hollywood fue recibida con incredulidad por la mayoría de estadounidenses.
En 1997 Simpson fue declarado responsable de las muertes por una corte civil y condenado a indemnizar a la familia de Goldman con 33,5 millones de dólares, una suma que quedó en su mayor parte pendiente de pago.
Simpson defendió que era inocente y también negó que intentara huir durante la famosa persecución a bordo del Ford Bronco.
Durante la persecución le dijo por teléfono a un detective de la policía de Los Ángeles que «les hiciera saber a todos que no estaba huyendo», sino visitando la tumba de Nicole.
La policía encontró en el auto una bolsa con el pasaporte y dinero en efectivo de Simpson, así como una pistola, lo que generó muchas sospechas aunque la acusación no la presentara como prueba.
Para Geoffrey Alpert, profesor de la Universidad de Carolina del Sur que estudia persecuciones policiales, la celebridad de Simpson acentuó una arraigada fascinación por estos casos en el país.
«Esperamos la colisión. Nadie quiere que nadie muera, pero ciertamente nos gusta ver algo de caos», dijo Alpert a AFP en 2019.
El propio auto -propiedad de Al Cowlings, amigo de Simpson, quien conducía durante la persecución- está expuesto en un museo del crimen de Tennessee.
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