En lo que va del año, la selva del Darién, que conecta Panamá con Colombia, ha visto el cruce de más de 230,000 migrantes irregulares, según reportes del Ministerio de Seguridad Pública de Panamá.
Dicho reporte asegura que la mayoría de estos migrantes, en un 66%, provienen de Venezuela, totalizando 153,226 personas que han enfrentado los desafíos de esta peligrosa travesía entre el 1 de enero y el 25 de agosto.
Detrás de los migrantes venezolanos, se encuentran aquellos de nacionalidad colombiana y ecuatoriana, con cifras de 14,659 y 14,569 respectivamente. Sin embargo, se ha observado una creciente presencia de migrantes de otras nacionalidades, incluidos 12,067 provenientes de China y 11,224 de Haití, representando el 5.2% y 4.8% del total, respectivamente. Además, otros 25,330 migrantes pertenecen a diversas nacionalidades no especificadas, según el informe.
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Lamentablemente, la travesía ha cobrado un precio alto, con 133 menores cruzando sin la compañía de un adulto y 42 tragedias registradas, debido a las duras condiciones de la selva y la actividad de grupos criminales. Las autoridades panameñas han indicado que el Clan del Golfo, un grupo criminal colombiano, controla gran parte de esta región, siendo señalado como responsable de numerosos delitos que afectan a los migrantes.
A pesar de las difíciles condiciones, el flujo migratorio ha mostrado una notable disminución en los últimos dos meses. Desde la implementación de medidas de control, el número de migrantes que cruzan el Darién ha reducido significativamente, de 36,001 en enero a solo 9,497 en agosto. Estas acciones forman parte de un esfuerzo más amplio del gobierno panameño, que ha cercado caminos en la selva y colaborado con Estados Unidos en un plan para repatriar a migrantes que ingresen al país de manera irregular.
Desde el 1 de julio, Panamá ha llevado a cabo tres vuelos de deportación, con el primero realizado el 7 de agosto y uno de los más recientes el 24 de agosto, financiado por Estados Unidos como parte de un acuerdo bilateral firmado en julio. Se anticipa que los próximos vuelos de deportación ocurrirán el 29 de agosto hacia Ecuador, el 30 de agosto hacia Colombia, y el 3 de septiembre hacia India.
El gobierno panameño continúa trabajando en la regulación y control del flujo migratorio, buscando establecer un equilibrio que garantice la seguridad de los migrantes y la población local.
