Kyushu, la tercera isla más grande de las principales de Japón, fue el escenario para un particular hecho que llamó la atención para diferentes portales informativos.
Un hombre de 54 años se dio cuenta de una cucaracha que pasaba por uno de los pasillos de su casa y con la intención de matarla, tomó un insecticida y roció una cantidad exagerada del líquido.
Cuando pensó que todo había pasado, ocurrió lo impensado: Su hogar explotó causándole lesiones leves y unas cuantas ventanas rotas de su balcón.
En NY Post se detalla que gracias a una investigación posterior al hecho se identificaron quemaduras cerca del kohatsu (una mesa calefactora japonesa) del afectado.
Por tanto, en vista de que las áreas comunes de la casa de la víctima quedaron rociadas con el insecticida, que resultó ser inflamable, cuando el kohatsu se encendió provocó una chispa, ocasionando la explosión.
