Tropas estadounidenses se dirigen este sábado a Medio Oriente ante el temor de una escalada entre Irán e Israel, tras más de seis meses de guerra entre el ejército israelí y el movimiento islamista palestino Hamás en la Franja de Gaza.
La preocupación por una eventual escalada regional se multiplicó después de que Irán prometiera responder al bombardeo contra su consulado en Damasco, que mató a dos generales el 1 de abril y del que acusa a Israel.
La tensión se intensificó aún más después de que la República Islámica interceptara el sábado un portacontenedores operado por una empresa «perteneciente al capitalista sionista Eyal Ofer» en el Golfo, según la agencia oficial Irna.
El ejército israelí reaccionó de inmediato y advirtió que Irán, su archienemigo, «sufrirá las consecuencias» de cualquier escalada. «Estamos listos para reaccionar», aseguró su portavoz, Daniel Hagari.
El Ministerio de Defensa de Estados Unidos, aliado de Israel, informó el viernes del envio de «medios adicionales» a la región «para reforzar los esfuerzos de disuasión y aumentar la protección de las fuerzas estadounidenses».
La Casa Blanca considera las amenazas de un ataque iraní «creíbles» y el presidente Joe Biden advirtió el viernes que el asalto podría producirse «más pronto que tarde».
Varios países, entre ellos Francia, Alemania y Estados Unidos, han recomendado a sus ciudadanos no viajar a Irán. La compañía aérea Lufthansa también suspendió todos sus vuelos procedentes y en dirección a Teherán hasta el 18 de abril.
«Desde hace una semana, los sionistas están en estado de pánico total y en alerta», celebró Yahya Rahim Safavi, consejero del líder supremo de Irán, citado por la agencia Isna.
Los temores de una regionalización del conflicto se producen cuando Catar, Egipto y Estados Unidos, que median para una tregua en Gaza, esperan una respuesta a su última propuesta para un cese de los combates que permita, además, la liberación de rehenes cautivos en Gaza.
– Operaciones en el centro de Gaza –
El conflicto en Gaza estalló el 7 de octubre tras el ataque de Hamás contra el sur de Israel, que dejó 1.170 muertos, en su mayoría civiles, según un recuento de la AFP basado en cifras israelíes.
El movimiento islamista también tomó 250 rehenes, de los cuales 129 continúan en Gaza, incluidos 34 que se cree han muerto, según las autoridades israelíes.
En respuesta, Israel prometió «aniquilar» a Hamás y lanzó una implacable ofensiva que ya dejó 33.686 muertos en Gaza, en su mayoría civiles, según el Ministerio de Salud del territorio, gobernado por Hamás.
El ejército israelí anunció el sábado que proseguirá sus operaciones en el centro de Gaza, tras el retiro de sus tropas de Jan Yunis, en el sur de este territorio en ruinas.
Un video de la AFP mostraba lo que quedaba de una mezquita en Deir al Balah. El ejército «exigió que se evacuara toda la zona» antes de que fuera «arrasada en cuestión de minutos», declaró Abdullah Baraka, un testigo.
Los militares israelíes también bombardearon el viernes más de 30 objetivos militares en Gaza, sometida a un asedio que tiene a la gran mayoría de los 2,5 millones de habitantes del territorio palestino al borde de la hambruna, según la ONU.
La guerra se resiente también del otro lado de la frontera. Las sirenas aéreas resonaron el viernes en la ciudad israelí Sederot y el ejército interceptó cohetes lanzados desde Gaza.
– Tensiones con Hezbolá –
Más al norte, en el sur de Líbano, el cuerpo armado israelí afirmó el sábado que bombardeó «un gran recinto militar» del movimiento Hezbolá, aliado de Hamás y respaldado por Irán.
El grupo disparó la víspera «decenas de cohetes» contra posiciones israelíes, afirmando que se trataba de una respuesta a los ataques israelíes en el sur del Líbano.
Además de Líbano existen otros grupos grupos respaldados por Irán en la región, incluido en Yemen y en Siria.
La guerra en Gaza ha avivado además la violencia en Cisjordania ocupada, donde los ataques de colonos dejaron al menos un palestino muerto y decenas de heridos, según fuentes de ambas partes.
Un adolescente israelí que había desaparecido fue hallado muerto este sábado y el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, denunció un «crimen odioso».
El dirigente enfrenta crecientes presiones internas por la situación de los rehenes, y externas por permitir la entrada de más ayuda humanitaria a Gaza.
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