WASHINGTON D.C. – El Departamento de Justicia (DOJ) de EE. UU. ha emitido un memorando oficial y publicado imágenes de vigilancia para respaldar su conclusión de que el financista y delincuente sexual convicto Jeffrey Epstein se suicidó en una prisión de Nueva York en 2019. Esta decisión, que incluye la afirmación de que no existe una «lista de clientes» ni pruebas de que Epstein chantajeara a figuras poderosas, cierra abruptamente la investigación y contradice previas promesas de la administración de divulgar más archivos.
El memorando del DOJ, sin firma, establece que una «revisión sistemática no reveló ninguna ‘lista de clientes’ incriminatoria» ni «evidencia creíble de que Epstein chantajeara a personas prominentes». Para reforzar su postura, el departamento difundió casi 11 horas de grabaciones de seguridad de la cárcel que, según ellos, demuestran que nadie entró a la celda de Epstein el día de su muerte.
Contradicciones y Escrutinio Público
Esta declaración ha desatado un intenso escrutinio, especialmente hacia la fiscal general Pam Bondi. A principios de este año, Bondi había declarado públicamente en Fox News que la «lista de clientes» de Epstein estaba «en su escritorio para revisar», como parte de una directiva del presidente Trump para «poner fin al encubrimiento». El giro radical en esta narrativa, meses después, ha levantado numerosas sospechas y preguntas de parte de la prensa nacional.
La Casa Blanca ha sido interrogada sobre el cambio de postura de Bondi, mientras que figuras conservadoras como Kash Patel y Dan Bongino, quienes en mayo habían reafirmado públicamente el suicidio de Epstein tras supuestamente revisar el expediente, ahora se ven alineados con la conclusión oficial.
Persisten las Dudas
A pesar de las explicaciones oficiales, la credibilidad de la narrativa del DOJ es ampliamente cuestionada. Muchos alegan que el video de vigilancia publicado está editado, con un minuto de metraje crucial faltante. Ante estas dudas, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, respondió que la administración está comprometida con la «verdad y transparencia» y que el material no publicado es «increíblemente gráfico» y contiene «pornografía infantil», lo que impide su difusión pública.
No obstante, tanto medios liberales como conservadores siguen expresando escepticismo, preguntándose por qué, si no hay nada que ocultar, la información sigue pareciendo incompleta. La marcada contradicción entre la promesa inicial de una revelación total y las conclusiones finales sin «lista de clientes» ni nuevos documentos, alimenta la percepción de un posible encubrimiento.