El cardenal nicaragüense Leopoldo Brenes, arzobispo de Managua, expresó su «cercanía» con los feligreses ante la «ausencia de sus sacerdotes», en un mensaje en la misa dominical, al referirse tácitamente a la detención de al menos 13 clérigos y dos seminaristas desde el 20 de diciembre.
«He querido preparar un pequeñito mensaje para toda la familia, un mensaje de ánimo, de esperanza, sobre todo un mensaje en el cual nos unamos fuertemente en la oración», dijo Brenes en la catedral de Managua.
«A las familias y comunidades que en este momento sienten la ausencia de sus sacerdotes o viven otra clase de penas, quiero manifestarles mi cercanía. Es el momento de buscar juntos en la oración el consuelo de Dios y, en la unidad eclesial, nuestra fortaleza», agregó.
Al menos trece sacerdotes han sido arrestados desde el 20 de diciembre en Nicaragua, incluido un obispo, en medio de una fuerte tensión entre la Iglesia católica y el gobierno de Daniel Ortega, según religiosos, activistas humanitarios, opositores y medios de prensa nacionales en el exilio.
«Pidamos al buen Dios la gracia de nuestra sabiduría y que nuestras palabras y nuestras acciones den testimonio de aquella paciencia que todo lo alcanza y que (la) luz de Jesús nos ayude a todos a encontrar caminos de concordia y fraternidad», añadió el arzobispo.
Ni el gobierno de Ortega ni la policía se han referido a las denuncias.
Entre los arrestados de estos diez días está el obispo Isidoro Mora, con el que ahora suman dos los prelados en prisión. Monseñor Rolando Álvarez, quien está detenido desde agosto de 2022, fue condenado el 10 de febrero a 26 años acusado de traición a la patria y ha preferido la cárcel al exilio.
La relación entre la Iglesia y el gobierno se deterioró durante las protestas del 2018, luego de que Ortega acusara a religiosos de apoyar a los opositores en lo que consideró un intento de golpe de Estado.
Las protestas con bloqueos de carreteras y choques entre opositores y partidarios del gobierno dejaron más de 300 muertos, según datos de la ONU.
El obispo Silvio Báez, prelado auxiliar de Managua que salió en 2019 del país a petición del Vaticano, denunció en Miami el sábado una «persecución» y «feroz cacería» contra la Iglesia y pidió la solidaridad de los obispos del mundo y de la comunidad internacional.
Una decena de organizaciones de nicaragüenses en el exilio pidieron el domingo el apoyo internacional para lograr la liberación de 120 opositores presos en Nicaragua, así como de los sacerdotes.
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