Venezuela celebra este domingo un referendo consultivo con el que el gobierno busca fortalecer un centenario reclamo sobre el Esequibo, un territorio rico en petróleo y bajo control de Guyana.
«El Esequibo es nuestro»: consigna repetida en murales y canciones de cara a este proceso, al que están llamados a votar 20,7 millones de venezolanos, de una población de casi 30. La consulta, no vinculante, no es sobre autodeterminación, ya que este territorio de 160.000 km2 está bajo la administración de Guyana y sus 125.000 habitantes no votan.
El resultado no tendrá consecuencias concretas a corto plazo: Venezuela busca reforzar su credibilidad y reivindicar su reclamo y ha negado se trate de una excusa para invadir y anexar forzosamente la zona, como temen los guyaneses.
La votación abrió a las 06H00 locales (10H00 GMT) y se extiende hasta las 18H00 (22H00 GMT) siempre que no hayan electores en fila. Normalmente se extiende y los resultados solo se conocen entrada la madrugada.
El presidente Nicolás Maduro, que busca la reelección en 2024, votó primero en su centro ubicado en un fuerte militar. «Hoy estamos votando como Venezuela por un solo color, un solo sentimiento. Nuestro voto es para hacer respetar a Venezuela», dijo a periodistas después de sufragar, acompañado de altos miembros del gobierno.
Venezuela argumenta que el río Esequibo es la frontera natural, como lo fue en 1777 cuando era Capitanía General del imperio español. Apela al Acuerdo de Ginebra, firmado en 1966 antes de la independencia de Guyana del Reino Unido, que sienta las bases para una solución negociada y anuló un laudo de 1899, que definió los límites que defiende Guyana y que pide a la Corte Internacional de Justicia (CIJ), máximo tribunal de Naciones Unidas, que ratifique.
El gobierno guyanés pidió a la propia CIJ que suspendiera el referendo, sin éxito. El tribunal ordenó no cambiar el status quo de la región sin hacer referencia al proceso. La cancelación era de cualquier forma un supuesto negado, pues Venezuela ya había dicho que no cumpliría una orden de ese tipo: no reconoce la jurisdicción de este alto tribunal, aunque participa a regañadientes del proceso.
«Creemos que la justicia, y no la fuerza, debe ser el árbitro de las disputas internacionales», expresó el viernes el presidente guyanés Irfaan Ali.
– Cinco preguntas –
La reivindicación de Venezuela se intensificó desde que el gigante energético estadounidense ExxonMobil descubriese en 2015 petróleo en aguas en disputa que hoy día lo colocan con reservas de petróleo equiparables a las de Kuwait y encabeza la lista de reservas per cápita del mundo.
Maduro no ahorra insultos para Ali, de quien criticó su «posición prepotente, arrogante, guerrerista» sobre el tema. Ademas de las duras declaraciones, ha habido movimiento de tropas, ejercicios militares y conversaciones sobre la instalación de bases estadounidenses en Guyana.
El presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, que ha reforzado sus tropas en la frontera, dijo el domingo que esperaba «que el sentido común prevalezca del lado de Venezuela y Guyana». «Si algo que el mundo no necesita, ni tampoco América del Sur, son problemas», señaló desde Dubái, donde participa en la COP28 sobre el cambio climático.
El referendo consta de cinco preguntas, que incluyen el rechazo al laudo de 1899 y a la jurisdicción de la CIJ, así como el apoyo al Acuerdo de Ginebra de 1966. También pregunta si están de acuerdo en crear una provincia venezolana llamada «Guayana Esequiba» y otorgar la nacionalidad a sus habitantes.
El gobierno venezolano sostiene que el resultado, que será sin espacio a la duda a favor de los cinco síes, reforzará su posición en el reclamo de soberanía. «El primer efecto que tiene que tener la voz poderosa en unión nacional de Venezuela es sentar al presidente de Guyana y que vuelva al Acuerdo de Ginebra y a los mecanismos de negociación pacífica», insistió el mandatario venezolano.
Expertos y algunas voces de la oposición se han mostrado no obstante en contra de la consulta, aunque sin pedir votar por el no.
«Tenemos un compromiso con el país», estimó Marlis Palmes, ama de casa en Caracas. «Aquellos que estén de acuerdo, los felicito; aquellos que no, la historia les pasará la factura».
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