«¿Ha oído hablar de la enmienda 4?», es lo que decenas de activistas preguntan frente a una sala de conciertos en Orlando, Florida, mientras redoblan esfuerzos para movilizar a los votantes ante un importante referéndum sobre las restricciones al aborto en su estado, convocado para el mismo día que las presidenciales estadounidenses de noviembre.
Con esta consulta, los electores tendrán la posibilidad de restablecer el pleno acceso al aborto para millones de mujeres hasta la viabilidad fetal (en torno a las 22 semanas de embarazo) en Florida, sureste de Estados Unidos.
Desde mayo, salvo excepciones, ya no es posible abortar en el estado más allá de las seis semanas de embarazo, esto es, antes de que muchas mujeres sepan que están embarazadas.
Para ser adoptada, la enmienda 4 deberá obtener un 60% de «síes», el umbral más alto de los 10 estados que celebrarán referendos sobre el aborto el 5 de noviembre.
Así que los activistas proaborto trabajan sin descanso para convencer a la gente de votar a favor del texto.
En Orlando, acuden un domingo frente a la sala donde, en algunas horas tiene lugar un concierto Charli XCX, una de las estrellas del momento.
El objetivo es conseguir que «quienes no suelen votar, es decir, los jóvenes» sin embargo favorables al aborto, vayan a las urnas esta vez, explica Matthew Grocholske, responsable de la campaña «Sí a la 4» en este condado.
Este hombre, que tomó un año sabático para participar en esta campaña, reparte pulseras de perlas con mensajes a favor de la enmienda.
Una de las mujeres que escuchan a los activistas es Gigi Forbriger, de 25 años.
«Aborté en el pasado y eso me salvó la vida», explica esta maestra de guardería. «Estaba en una relación tóxica, y si hubiera tenido el bebé, hoy estaría en una situación horrible».
«Entonces vivía en Florida, pero podía elegir. Y estaba de más de seis semanas», añade, afirmando tener «mucho miedo» de las consecuencias de las restricciones actuales.
– Votación «increíblemente apretada» –
Se recogieron más de un millón de firmas para incluir la enmienda a la Constitución estatal en las papeletas de las presidenciales en Florida.
Desde abril, cuando se aprobó la inclusión del referéndum sobre el aborto en las elecciones, unos 6.000 voluntarios han participado en la campaña y se han recaudado 30 millones de dólares, dice Nora Viñas, directora de comunicaciones de Floridians Protecting Freedom, la organización que está detrás de esa iniciativa.
Parte del dinero se está utilizando para financiar carteles, pegatinas y anuncios de televisión. «Hemos llegado a 1,4 millones de votantes» por teléfono, en persona o por correo, asegura, entusiasmada.
Pero «esta votación va a ser increíblemente apretada» y «todo puede cambiar por un punto porcentual», dice.
En el otro bando, los antiaborto también se muestran muy activos.
El gobernador de Florida, el republicano Ron DeSantis, que promulgó el límite de las seis semanas, se opone a la enmienda.
«Creo que Florida ha sido uno de los Estados más dinámicos» en la lucha contra estos referendos, declara Frank Pavone, director de la organización Priests for life.
Según este sacerdote, la redacción de la enmienda es demasiado vaga: incluye la «notificación a los padres» de una menor y precisa que se puede decidir abortar después de seis semanas «para proteger la salud de la paciente».
En su opinión, esto deja la puerta abierta a abortos tardíos sin consentimiento de los padres.
Otro argumento esgrimido por Pavone es que, dado que Florida está rodeada de estados muy restrictivos como Alabama y Georgia, «la gente acudirá desde allí de forma masiva para abortar».
– ¿No partidista? –
Cheyenne Drews se alegraría por su parte si Florida se convirtiera en un refugio para los mujeres que desean abortar.
Esta mujer de 28 años dirige una campaña puerta a puerta en un barrio acomodado de Orlando.
«Todos los ojos están puestos en Florida», dice Drews a la decena de voluntarios presentes a pesar de la lluvia. «A partir de ahora, ¡todos los días son como el día de las elecciones!».
El aborto está en el centro del duelo entre Donald Trump y Kamala Harris, que hace campaña por la restauración del derecho federal a la interrupción voluntaria del embarazo.
El candidato republicano, que vive en Florida, dijo que votaría «no» a la enmienda, aunque consideraba que un plazo de seis semanas era demasiado corto.
Pero en el terreno, los activistas saben que necesitan convencer a algo más que al bando demócrata si quieren ganar.
«Es una cuestión no partidista», dice la voluntaria Sara Swisher, entre conversación y conversación con los votantes.
«Hay gente que va a votar a Trump, pero que votará ‘sí’ a la enmienda», asegura esta treintañera. «Muchos floridanos entienden que se trata de un tema de salud».
Si es adoptada, la enmienda entrará en vigor en enero de 2025.
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