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sábado, septiembre 20, 2025

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Un crimen que conmocionó a Misisipi: La adolescente Carly Gregg condenada por matar a su madre

Misisipi, EE. UU. — El caso de Carly Gregg, la adolescente que en marzo de 2024 asesinó a su madre, Ashley Smylie, una respetada profesora y «maestra del año», ha llegado a su fin con una sentencia de cadena perpetua sin derecho a libertad condicional. La joven, de 15 años, fue hallada culpable de asesinato en primer grado, intento de asesinato y manipulación de pruebas.

El crimen, que tuvo lugar en el domicilio familiar, ha revelado una historia trágica y compleja. La investigación demostró que Carly, de 14 años en ese momento, disparó tres veces a su madre en la cabeza mientras esta buscaba drogas en la habitación de la menor. El hallazgo de la «vida secreta» de la adolescente, que incluía el consumo de marihuana y otras drogas, habría sido el motivo del brutal asesinato.

Después de cometer el crimen, Carly actuó con una frialdad escalofriante. Usó el teléfono de su madre para enviar un mensaje a su padrastro, Heath Smylie, y luego invitó a una amiga a casa, a quien le preguntó si «le daban asco los cadáveres» antes de mostrarle el cuerpo de su madre. Según el testimonio de la amiga, Carly le confesó que tenía más balas para su padrastro, pero la intervención de este evitó un segundo asesinato.

La defensa de la joven intentó argumentar enajenación mental, alegando que ella no recordaba los hechos y que padecía problemas de salud mental. Un psiquiatra testificó que la adolescente «escuchaba voces» y que no era consciente de sus acciones. Además, se mencionaron traumas de su infancia, como el divorcio de sus padres, la muerte de su hermana y episodios de autolesión. No obstante, el fiscal desestimó estos argumentos, calificando su amnesia como «conveniente» y argumentando que la joven «sabía exactamente lo que estaba haciendo».

El caso, que captó la atención mediática, se vio marcado por la frialdad de la acusada, quien en un momento del juicio fue captada por las cámaras riéndose. Sin embargo, al escuchar el veredicto del jurado, Carly Gregg rompió en llanto. La condena a cadena perpetua sin libertad condicional significa que la joven, considerada una «niña superdotada» por sus allegados, pasará el resto de su vida tras las rejas.

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