Un pequeño asteroide pasó rozando la Tierra la semana pasada sin poder ser detectado por astrónomos que ni siquiera lo vieron venir.
El objeto de entre 1 y 3 metros de diámetro, ahora oficialmente denominado 2025 TF, sobrevoló silenciosamente la Antártida el 1 de octubre a las 00:47:26 UTC, a tan solo 428 kilómetros de la superficie terrestre, según datos de la Agencia Espacial Europea (ESA).
Lo inusual de la situación no fue su cercanía, sino su discreción. El asteroide no fue detectado hasta horas después de su sobrevuelo, cuando los datos del Catalina Sky Survey.
«Objetos de este tamaño no representan una amenaza significativa», señalan en un comunicado.
«Pueden generar bolas de fuego si penetran en la atmósfera terrestre y, en algunos casos, dar lugar al descubrimiento de pequeños meteoritos en el suelo», explicaron.
