Rachel Mosley, una profesora de preescolar que vive en el estado de Florida, descubrió recientemente que el seguro de salud de su familia está a punto de triplicarse, cuando expiren los subsidios gubernamentales el próximo año.
Como casi 20 millones de estadounidenses de clase media, Mosley y su esposo se han beneficiado hasta ahora de subvenciones relacionadas con la Ley de Cuidados a Bajo Precio, conocida como «Obamacare».
Pero bajo el gobierno del presidente Donald Trump esos subsidios expirarán a fin de año, y los republicanos se han negado a negociar su extensión, defendida por los demócratas.
El explosivo tema está en el centro de la pulseada por el presupuesto que ambos partidos mantienen en el Congreso, que provocó la parálisis del gobierno federal desde hace un mes.
Como en noviembre se renuevan y se abren las inscripciones de los seguros de salud, miles de hogares de todo el país se están enterando de las nuevas tarifas.
«Derramé algunas lágrimas en el porche de mi casa», le dijo a la AFP Mosley, que tiene cinco hijos y gana unos 24.000 dólares al año como profesora.
Combinado con el salario de su esposo como asistente médico, asegura que el seguro de salud consumiría «un tercio» de sus ingresos. «Ni siquiera puedo imaginar cómo podríamos pagarlo», agregó.
Mosley, de 46 años, trabaja a tiempo parcial porque sufrió un infarto el año pasado, pese a creer que gozaba de buena salud.
Así que cancelar el seguro del todo no es una opción.
«Si tuviera que ir al hospital por un infarto o un derrame cerebral… ¿cómo pagaría la factura?», agregó. «Realmente no tendría cómo hacerlo».
Es una situación con ecos en todo el país.
Audrey Horn, una jubilada de 60 años de Nebraska, sintió un miedo similar.
Su prima de salud, hoy completamente cubierta por el gobierno, está previsto que pase de 1.740 dólares a más de 2.430, y su sustancial subsidio está en el limbo.
El esposo de Horn trabaja para una pequeña empresa de construcción y le pagan por hora. Dice que ya sienten el impacto de la inflación y simplemente no les alcanzaría para pagar semejante aumento del seguro.
– Una carga social –
En Estados Unidos cerca de la mitad de los trabajadores reciben cobertura de salud a través de sus empleadores. Pero el resto -empleados de pequeños negocios, trabajadores independientes, de medio tiempo o contratistas- están cubiertos por «Obamacare».
El programa de subsidios fue creado para «disminuir la brecha» entre el alto costo de los servicios de salud y lo que la gente en realidad podía pagar, explicó Mark Shepard, economista de Harvard y experto en políticas públicas.
Las subvenciones aumentaron durante la pandemia de Covid-19, pero ahora podrían incluso desaparecer, aunque el costo de vida sigue subiendo.
KFF, un centro de estudios sobre salud pública, afirma que el vencimiento de subsidios podría llevar en promedio a que una prima de salud de 888 dólares en 2025 se dispare a 1.906 dólares el próximo año.
La Oficina de Presupuesto del Congreso estima que el dramático aumento hará que cuatro millones de estadounidenses pierdan su seguro de salud.
«Habrá una carga en toda la sociedad», dijo Shepard, porque la gente seguirá yendo a Urgencias, pero sin seguro. Cuando eso pasa la gente acumula deudas que fácilmente alcanzan las decenas de miles de dólares, y cuando no logran pagarlas «los hospitales o gobiernos locales terminan cargando con el peso de ese costo», dijo Shepard.
Mosley ha llamado y escrito a los senadores republicanos del estado de Florida pidiéndoles que reconsideren su posición, sin respuesta.
Al otro lado del país, la familia de Claire Hartley, dueña de un estudio de Yoga en California, pasará de pagar 1.100 dólares por su seguro de salud a 2.022 el próximo año.
Por eso pide a sus representantes demócratas que «se mantengan firmes».
«Cuanto más esperen los republicanos, más personas recibirán estos avisos» de aumento, y esto puede llevar a una mayor presión sobre los congresistas para que haya un cambio, defiende.
© Agence France-Presse



