Han pasado casi 30 años del escandalo que involucró al entonces presidente Bill Clinton y la becaria Monica Lewinsky. En 1998 se hizo publica la relación extramatrimonial del entonces presidente de Estados Unidos y la joven de 24 años.
La hoy activista, escritora y productora, se refirió a este affair que le cambió la vida. «Creo que lo que, sabes, lo que vemos ahora en el mundo de hoy y como mujer adulta, odio decírselo a cualquier persona de 24 años que esté escuchando esto, porque sé que de los 21 a los 25, crees que lo sabes todo. Estás como, ‘Soy un maldito adulto ahora. Lo sé todo’. Lo siento mucho por decirte que mirarás atrás en este tiempo. Me siento como, ‘Oh, mi yo de 20 años’», confesó Lewinsky en el episodio de este miércoles del podcast “Call Her Daddy”.
Después, expresó: «Sí, no. Así que sabes, pensé que era algo que no era, y mis sentimientos eran reales. Y fue muy frustrante y doloroso que la gente hable de esto de una manera que no era cierta».
“Aunque siempre estaré definida de alguna manera por mi historia, también estoy definida por mi presente”, continuó Lewinsky.
En su reflexión, Lewinsky afirma que «la manera correcta de manejar una situación así habría sido probablemente decir que no era asunto de nadie y renunciar, o encontrar una manera de permanecer en el cargo que no fuera mintiendo y sin echar a una joven que recién está comenzando en el mundo debajo del autobús», dijo según publica el Magazine US.
Lewinsky admitió también que en un momento consideró cambiar su nombre. “Definitivamente hubo un período de tiempo en el que lo contemplé, excepto que, dado el mundo en el que vivimos, ni siquiera podía ver una realidad de eso”, afirmó Lewinsky, para luego preguntarse: “¿Cómo va a funcionar realmente eso? Voy a caminar por la calle en L.A., donde crecí, y encontrarme con alguien y dirán ‘Monica’ y yo [diré], ‘Oh, mi nombre es Rebecca ahora.’”
«Apuesto a que nadie le ha preguntado a Bill si alguna vez pensó en cambiar su nombre. OK, entiendo porque él era la persona más famosa en ese momento, y el presidente, etcétera. Pero incluso la idea nunca cruzaría la mente de alguien hacia un hombre. Lamento muchas decisiones diferentes que he tomado tanto antes como después del ’98, soy un ser humano. Pero no me avergüenzo de quién soy», finalizó.