La Corte Internacional de Justicia (CIJ) ordenó el jueves a Israel que garantice sin demora la entrega de «ayuda humanitaria urgente» en la Franja de Gaza, devastada tras casi seis meses de guerra entre Israel y Hamás.
El conflicto, que empezó tras el ataque del movimiento islamista en Israel el 7 de octubre, ha dejado el estrecho territorio en ruinas y a sus 2,4 millones de habitantes al borde de la hambruna, según la ONU.
Israel debe adoptar todas las medidas necesarias y eficaces para garantizar, sin demora, la entrega sin trabas de «los servicios básicos y la ayuda humanitaria urgente» para Gaza, declaró el máximo tribunal de la ONU, con sede en La Haya.
Tras una demanda de Sudáfrica, la CIJ exigió en enero a Israel que impidiera cualquier acto de «genocidio» en Gaza y permitiera la entrada de ayuda humanitaria. Israel tachó las acusaciones de «escandalosas».
El Ministerio de Salud del estrecho territorio, gobernado por Hamás desde 2007, informó el jueves de la muerte de al menos 66 personas durante la noche, la mayor parte en bombardeos israelíes.
El balance eleva a 32.552 el número de fallecidos en Gaza por la ofensiva militar israelí, según el ministerio, que precisa que la mayoría de los muertos son civiles.
Israel prometió «aniquilar» al movimiento islamista tras el ataque del 7 de octubre en el sur de su territorio, que dejó al menos 1.160 muertos, principalmente civiles, según un recuento de la AFP basado en datos israelíes.
Los combatientes islamistas capturaron también a unas 250 personas y 130 de ellas siguen retenidas en Gaza, de las cuales 34 habrían muerto, según las autoridades israelíes.
– «Ojos vendados» –
Desde entonces, los combates no dan tregua. El ejército israelí, que acusa a los combatientes de Hamás de ocultarse en hospitales, continúa su operación lanzada el 18 de marzo en el complejo hospitalario Al Shifa en Ciudad de Gaza, donde afirma haber «eliminado a unos 200 terroristas» en la zona.
Las tropas israelíes «evacuaron a civiles, pacientes y equipos médicos a instalaciones médicas alternativas», afirmaron las fuerzas armadas.
Karam Ayman Hathat, un palestino de 57 años que vive en un edificio cercano al hospital, afirmó a la AFP que «las fuerzas israelíes obligaron a los hombres a desnudarse y guardar solamente su ropa interior».
«Vi a otros con los ojos vendados que tenían que seguir a un tanque en medio de explosiones», añadió.
En Jan Yunis, en el sur, los soldados realizan operaciones cerca de los hospitales Naser y Al Amal, situados a un kilómetro de distancia.
El ejército israelí indicó el jueves haber «eliminado a decenas de terroristas en el sector de Al Amal» y añadió que sus tropas «hallaron artefactos explosivos y proyectil de mortero».
Ghazi Agha, de 60 años, estaba en una tienda en el complejo hospitalario de Naser cuando el ejército pidió a las personas que ahí se encontraban evacuar las instalaciones.
«Nos llamaron por megafonía: ‘Salgan o bombardearemos los edificios’. Salí con una decena personas (…), oíamos explosiones y disparos todo el tiempo», contó.
Israel planea además una operación terrestre en Rafah, una localidad del sur de Gaza que considera el último bastión de Hamás.
«Controlamos el norte de la Franja de Gaza y Jan Yunis. Cortamos la Franja de Gaza en dos y nos preparamos para entrar en Rafah», subrayó el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu.
– Situación humanitaria –
Cerca de 1,5 millones de palestinos viven hacinados en esta ciudad, la gran mayoría desplazados por la violencia en otras partes del territorio.
Estados Unidos, el principal aliado de Israel, teme el costo humano de esa operación.
La reciente adopción de una resolución en la ONU exigiendo un «alto el fuego inmediato», que fue posible gracias a la abstención de Estados Unidos, enfureció al gobierno israelí.
Pero el miércoles un alto funcionario estadounidense dijo que el gabinete de Netanyahu está ahora dispuesto a hablar con Washington sobre la posible ofensiva en Rafah.
Por su parte, Catar, que actúa como mediador junto a Egipto y Estados Unidos, aseguró esta semana que las negociaciones indirectas entre Israel y Hamás continúan, con el fin de lograr una tregua y un intercambio de rehenes israelíes por prisioneros palestinos.
La guerra ha causado una catástrofe humanitaria en el pequeño territorio y la ayuda terrestre apenas entra con cuentagotas.
En paralelo, varios países lanzan alimentos en paracaídas, especialmente en el norte de la Franja, donde la situación es desesperada.
Según la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), apenas un 3% de la ayuda que entró al territorio palestino entre el 18 y el 24 de marzo llegó al norte.
A pesar de «las enormes necesidades, las hostilidades y los obstáculos al acceso siguen socavando los esfuerzos por hacer llegar ayuda vital a la población civil», lamentó la agencia de Naciones Unidas.
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