«Orgullo» y «bofetada a los oscurantistas» para la izquierda, «vergüenza» y «wokista» para algunos sectores de la derecha y la extrema derecha: la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de París-2024, el viernes, generó reacciones diversas entre la clase política francesa.
Uno de los puntos de controversia fue la actuación de Aya Nakamura, célebre cantante francesa de origen maliense criticada en los últimos meses por la extrema derecha, con un vestido con plumas doradas junto a la solemne Guardia Republicana, uniformada a su alrededor.
Otro momento que generó revuelo fue la presencia de ‘drag queens’ en un cuadro artístico de la ceremonia en el que la puesta en escena hacía pensar en la Última Cena de Jesucristo con sus apóstoles. Sobre la mesa, el cantante Philippe Katerine aparecía pintado de azul y casi desnudo, con aires de Dioniso.
En un desfile de moda se incluyó a la modelo transgénero Raya Martigny, con música de la DJ y activista feminista y lesbiana Barbara Butch.
«¡Qué orgullo cuando Francia habla al mundo!», reaccionó este sábado en X el coordinador de La Francia Insumisa (izquierda radical) Manuel Bompard, mientras que el líder del Partido Socialista, Oliver Faure, aplaudía la celebración de los «valores de libertad, igualdad y fraternidad a los cuales se sumaron la sororidad, la paridad y la inclusividad».
«Es la mejor respuesta al auge del fascismo y la extrema derecha (…) Qué bofetada a los oscurantistas», comentó por su parte la ecologista Sandrine Rousseau.
El gobierno francés retuiteó un vídeo de la actuación de Aya Nakamura con comentarios elogiosos: «Decidme un dúo mejor, lo esperaré», festejaba el primer ministro Gabriel Attal, en alusión a la cantante y la Guardia Republicana.
– «J-Woke 2024» –
La senadora de Los Republicanos (derecha) Valérie Boyer denunció por su parte «una visión de nuestra historia (…) que busca ridiculizar a los cristianos», en aparente alusión a la escena de Philippe Katerine con las ‘drag queens’.
Su compañero de partido Xavier Bertrand, presidente de la región Altos de Francia (norte), consideró sin embargo que la ceremonia fue «magnífica».
«Qué vergüenza (…) La apertura de los Juegos Olímpicos es un ataque a la cultura francesa», denunció Julien Odoul, portavoz de la ultraderechista Agrupación Nacional (RN).
A las críticas se sumó la conferencia episcopal de Francia, por las escenas de «mofa del cristianismo, que lamentamos muy profundamente», si bien, matizan, hubo también «momentos maravillosos de belleza y alegría, ricos en emociones y universalmente reconocidos».
«Pensamos en todos los cristianos de todos los continentes, que se sintieron heridos por el ultraje y la provocación de ciertas escenas», insistieron los obispos.
La eurodiputada ultraderechista Marion Maréchal calificó a su vez el evento de «J-Woke 2024». «No es Francia la que habla, sino una minoría de izquierda dispuesta a todas las provocaciones», añadió.
Su tía y líder del RN Marine Le Pen había estimado hace unos meses que la posible presencia de Aya Nakamura en el evento era un intento del presidente Emmanuel Macron de «humillar al pueblo francés», y no comentó la ceremonia. Este sábado deseó «buena suerte» a todos los deportistas de su país para que «dejen arriba los colores de Francia y hagan sentirse orgulloso al pueblo francés».
– Audiencia casi récord –
La ceremonia de apertura fue masivamente seguida en Francia, donde 22 millones de espectadores vieron en la televisión pública France 2 el acto con un 81,5% de cuota de pantalla, según el sistema de medición de Mediametrie.
Sin contar las alocuciones del presidente de la República Francesa durante la crisis del covid-19, el récord de audiencia televisiva en Francia se dio en la final del Mundial de fútbol ganada por Argentina ante Francia en diciembre de 2022, que tuvo entonces 24,08 millones de telespectadores en TF1, con una cuota de pantalla del 81%, también según Mediametrie.
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