Una multitud vitoreaba en Buenos Aires «¡la casta tiene miedo!», el grito de batalla contra la clase política que convenció a los argentinos de elegir como presidente al ultraderechista Javier Milei y su disruptiva propuesta para sacar al país de la crisis.
«¡Libertad! ¡Libertad!», coreaban los simpatizantes que se congregaron en el comando de campaña y luego también en torno al icónico Obelisco, tras conocerse el resultado a favor del economista de 53 años.
En ambos lugares, miles de personas izaban banderas amarillas con la insignia del león que simboliza a Milei y que estaban a la venta «a dos dólares» en apoyo a su plan de dolarización.
«Siento esperanza porque es un cambio de 180 grados, sobre todo porque va a cambiar la conversación. Mucha gente empatizó con sus ideas de libertad», dijo Nicolás Herrera, un editor de contenido de 30 años.
Miguel Besnador, un técnico en refrigeración de 57 años, estaba eufórico y convencido de que Milei resolverá los problemas que los agobian.
«La propuesta de dolarización no se puede hacer inmediatamente porque no tenemos los dólares y la inflación no va a bajar en dos días, eso no lo hace ni Mandrake», admitió, refiriéndose a la inflación de 143% anual y 40% de pobreza.
«Pero a veces hay que tocar fondo para subir», añadió.
– ¡Argentina sin Cristina! –
Un 55,9% de los votantes se inclinaron por las promesas de cambio de Milei, quien se define como un anarco-capitalista, contra 44% que eligieron al ministro de Economía, Sergio Massa.
Los argentinos estuvieron crispados y en vilo durante una campaña muy polarizada y en la que ambas partes sentían que se jugaba el futuro del país por lo antagónicas que fueron ambas opciones.
El voto de Milei sacó del poder al kirchnerismo de la actual vicepresidenta y dos veces mandataria Cristina Kirchner que ha dominado la política argentina en los últimos 20 años, excepto por el intervalo en que gobernó el liberal Mauricio Macri (2015-2019).
«Argentina sin Cristina», «Cristina tiene miedo» y «que se vayan todos, que no quede ni uno solo», cantaba la multitud que vitoreaba al ahora presidente electo en un ambiente de euforia.
Entre bocinazos y trompetas, Sonia Dos Santos, una docente de 36 años, estaba exultante: «Estábamos viviendo ya dentro de una dictadura disfrazada de democracia donde uno no podía elegir; yo quiero un país libre», dijo, refiriéndose al peronismo saliente.
– Pedazos de país –
«Argentina es así, cuando menos se espera abraza al tirano. Después llora», dijo Diego Avellaneda, un metalúrgico de 55 años, en el comando de campaña de Massa, donde los seguidores del ministro peronista estaban aplastados por el desánimo.
«Vamos a volver en cuatro años con todo hecho mierda y reconstruyendo los pedazos de país que va a dejar», lloraba Camila Velaron, de 20 años.
Velaron acudió al comando con un grupo de amigas, todas con camisetas violetas con el rótulo «Todes unides triunfaremos», en referencia a los derechos que colectivos feministas y LGBT sienten que peligran bajo un gobierno Milei.
Milei niega que exista una brecha salarial entre hombres y mujeres y rechaza el consenso de 30.000 desaparecidos durante la última dictadura (1976-1983) establecido por organizaciones de derechos humanos, al estimar en menos de la tercera parte esa cifra.
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