«¡Iremos a una nueva victoria!», gritó el presidente venezolano, Nicolás Maduro, después de que el partido de gobierno formalizara este sábado su candidatura a la reelección para un tercer mandato. ¿A quién enfrentará? La oposición está en una encrucijada tras la exclusión de la aspirante que podía ganarle la carrera.
Más de cuatro millones de militantes del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), que Maduro preside, decidieron por «aclamación» postular al mandatario de 61 años en las elecciones del 28 de julio.
«Acepto la candidatura presidencial para los comicios del 28 de julio. ¡La acepto, la asumo y con el apoyo del pueblo iremos a una nueva victoria!», clamó Maduro en un congreso de la agrupación política fundada por el fallecido expresidente Hugo Chávez (1999-2013).
«Aquí hay un solo destino: la victoria popular (…), hagan lo que hagan, digan lo que digan, no han podido ni podrán jamás con nosotros», expresó.
El acto fue una formalidad. Maduro está en campaña desde hace semanas y multiplica sus apariciones en público, hasta hace poco una excepción. Heredero de Chávez, entre los dos suman un cuarto de siglo gobernando Venezuela.
«Aquí está su partido, el partido del comandante Chávez», le dijo antes el número dos del chavismo, Diosdado Cabello, tras anunciar la decisión «por aclamación» de postular a Maduro.
La oposición busca, por su parte, definir contra reloj un nombre que pueda postular ante la inhabilitación para ejercer cargos públicos de María Corina Machado, favorita en las encuestas.
La aspirante de centroderecha, no obstante, ha descartado abandonar su candidatura.
– Colapso económico y sanciones –
El chavismo cumplió en febrero 25 años en el poder, los últimos 11 liderados por Maduro tras la muerte de Chávez en 2013.
Su presidencia ha estado marcada por denuncias de violaciones de derechos humanos, sanciones internacionales, el colapso de la economía -el PIB se contrajo 80% en una década- y la migración de más 7 millones de personas huyendo del hambre y la pobreza.
Maduro también neutralizó cualquier amenaza a su poder, como la llamada presidencia interina de Juan Guaidó, exiliado en Estados Unidos, y ahora a Machado, a quien el gobierno acusa de corrupción y de pedir una invasión extranjera, que ella niega.
La reelección de Maduro en 2018 fue tachada de «fraudulenta» por la oposición, que boicoteó los comicios, la Unión Europea (UE) y Estados Unidos, que impuso una batería de sanciones para intentar, sin éxito, sacarlo del poder.
– «Forzar errores» –
El Consejo Nacional Electoral (CNE) anunció la invitación a misiones observación de la UE y otros actores, aunque hasta ahora no lo formalizó.
La inscripción de candidatos arranca el próximo jueves y se extenderá por cuatro días, lo que deja escaso margen de maniobra para la principal coalición opositora, la Plataforma Unitaria, que insiste en Machado en público mientras decide en bastidores a quién lanzar.
El gobierno «busca forzar errores por parte de la oposición y la comunidad internacional, especialmente con el control de los tiempos del calendario electoral», explicó a la AFP Mariano de Alba, asesor sénior del International Crisis Group.
«No veo claro que la oposición pueda retener su competitividad si toma las decisiones cruciales que tiene por delante a última hora», añadió. «Si fuera el caso, el gobierno podría tener un panorama electoral más sencillo e incluso podría darse el lujo de hacer concesiones adicionales».
– «Dama de hierro vs. Súper Bigote» –
Machado arrasó en octubre pasado en las primarias opositoras y si pudiera participar, coinciden encuestas, derrotaría a Maduro por amplísimo margen.
Ha descartado abandonar la campaña, pese a que cuatro miembros de su equipo ya fueron detenidos. Asegura que mantendrá su ocupada agenda de giras por el país.
«La dama de hierro versus Súper Bigote. A ese es que vamos a derrotar», dijo Karín Rodríguez, un albañil de 58 años en el estado Carabobo (centro-norte). Hace referencia a un apodo de Machado y al dibujo animado de propaganda que muestra al mandatario como un superhéroe en la TV estatal.
«Y si ella no puede ir a las elecciones, votaremos por quien ella diga».
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