Según la Organización Mundial de la Salud (OMS):
-Alrededor de 1 de cada 6 personas de 60 años y más experimentaron algún tipo de abuso en entornos comunitarios durante el año pasado.
– Las tasas de abuso de ancianos son altas en instituciones como residencias de ancianos e instalaciones de atención a largo plazo, con 2 de cada 3 funcionarios informan de haber cometido abusos en el último año.
-Las tasas de abuso de mayores han aumentado durante la pandemia de COVID-19.
-El abuso de ancianos puede conducir a lesiones físicas graves y consecuencias psicológicas a largo plazo.
-Se predice que el abuso de personas de edad aumente, ya que muchos países están experimentando un rápido envejecimiento de poblaciones.
-La población mundial de personas de 60 años y más se duplicará con creces, de 900 millones en 2015 a unos 2 mil millones en 2050.
El abuso de ancianos puede definirse como «un acto único, o repetido, o la falta de acción apropiada, que se produce dentro de cualquier relación en la que exista una expectativa de confianza que cause daño o angustia a una persona mayor». Se trata de una cuestión social mundial que afecta a la salud y los derechos humanos de millones de personas de edad en todo el mundo, y una cuestión que merece la atención de la comunidad internacional.
En muchas partes del mundo el abuso de personas mayores ocurre con poco reconocimiento o respuesta. Hasta hace poco, este grave problema social estaba oculto a la vista pública y considerado principalmente un asunto privado. Incluso hoy en día, el abuso de ancianos sigue siendo un tabú, sobre todo subestimado e ignorado por las sociedades de todo el mundo. Sin embargo, se están acumulando pruebas para indicar que el abuso de personas mayores es un importante problema de salud pública y sociedad.
El abuso de ancianos es un problema que existe tanto en los países en desarrollo como en los países desarrollados, pero normalmente no se informa a nivel mundial. Las tasas de prevalencia o estimaciones sólo existen en algunos países desarrollados, que van desde el 1% hasta el 10%. Aunque se desconoce el alcance de los malos tratos a las personas mayores, su significado social y moral es evidente. Como tal, exige una respuesta mundial multifacética, que se centre en la protección de los derechos de las personas de edad.
Desde una perspectiva sanitaria y social, a menos que tanto los sectores de la atención primaria de la salud como los servicios sociales estén bien equipados para identificar y hacer frente al problema, el abuso de personas de edad seguirá siendo sub diagnosticado y pasado por alto.