El sacerdote mexicano Sergio Gutiérrez Benítez, conocido en el mundo de la lucha libre como Fray Tormenta, encontró en este entretenimiento deportivo una forma de cumplir su misión de ayudar a los más necesitados.
Según publicó el medio español El Confidencial, el luchador dedicó 23 años de su vida a los cuadriláteros para financiar un refugio para menores en situación de vulnerabilidad, ya que la situación lo tocó muy de cerca porque él mismo comenzó con el consumo de sustancias ilícitas cuando solo tenía 11 años de edad.
“Consumía de todo: marihuana y cocaína todos los días, hasta hongos de vez en cuando. Poco después empecé con la heroína”, dijo Gutiérrez, en entrevista con el citado medio.
Incluso, se vio involucrado en actos delictivos como robos, lo que lo llevó a enfrentar cargos de asesinato a los 20 años, aunque pudo evitar ir a prisión gracias a una coartada que lo situaba en otro lugar al momento del crimen.
Su vida cambió para siempre cuando decidió buscar la confesión. Viajó hasta España e Italia, donde consolidó su fe y se preparó para oficiarse como sacerdote, hecho que le permitió identificar la falta de refugios para los niños huérfanos y en situación de calle.
Gracias a su labor, logró financiar e inaugurar un orfanato que ha servido de hogar para miles de niños sin padres. «Nací para ambas cosas, amor a lo que uno hace siempre», dijo al referirse a su labor como religioso y luchador.
En el citado medio español se destaca que más de 2.000 niños han pasado por el orfanato fundado por Fray Tormenta. Muchos de ellos han logrado construir una vida de bien.
