Luisiana,EE.UU.- El huracán Francine, que tocó tierra ayer jueves con vientos de 100 millas por hora (160 km/h) como un potente huracán de categoría 2, ha dejado un rastro de inundaciones y caos a su paso.
Tras su rápida trayectoria hacia Nueva Orleans, la ciudad se encuentra sumida en el agua, con la tormenta convirtiéndose en depresión tropical esta mañana del jueves al alcanzar el centro de Misisipi.
Los primeros reportes de PowerOutage.us indican que, hasta la tarde de este jueves, más de 312,000 habitantes de Luisiana, 26,000 de Misisipi y 40,000 de Alabama se encuentran sin electricidad, aunque se espera que estas cifras continúen disminuyendo con el avance de los esfuerzos de recuperación.
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El gobernador de Luisiana, Jeff Landry, ha destacado que la Guardia Nacional está activamente desplegada en los condados afectados, utilizando cerca de 400 vehículos de alta mar, 100 barcos y 50 helicópteros para la distribución de alimentos y agua, así como para las operaciones de búsqueda y rescate.
Por su parte, el presidente Joe Biden ha declarado que la Casa Blanca está movilizando recursos para asegurar fondos federales que permitan a Luisiana iniciar las labores de reparación de los daños a la brevedad posible.
El Centro Nacional de Huracanes advierte que, aunque Francine ha perdido fuerza, sigue generando intensas precipitaciones en Misisipi y otros estados como Arkansas, Tennessee, Alabama, Georgia y Florida.
Se pronostican acumulaciones de entre tres y seis pulgadas de lluvia, e incluso hasta diez en algunas áreas de Alabama y Florida. Los residentes de Jackson, Birmingham, Memphis y Atlanta deben mantenerse atentos a las alertas por posibles inundaciones.
A pesar de la magnitud de la tormenta, las autoridades no han reportado hasta el momento muertes ni lesiones graves, lo que ofrece un respiro ante la devastación presentada.
