Un reciente estudio del Proyecto de Seguridad de EE.UU. ha revelado una preocupante realidad: más de dos tercios de los militares que integran las tropas de la Guardia Nacional y la Reserva padecen sobrepeso. Esta situación plantea serias limitaciones en su capacidad de preparación y despliegue, elementos cruciales para el apoyo de la seguridad nacional.
El informe destaca que, a pesar de que el número de jóvenes interesados en unirse al servicio militar se mantiene en niveles adecuados, problemas como el sobrepeso y la obesidad provocan la descalificación de miles de aspirantes anualmente. Esta circunstancia obliga a los diferentes cuerpos a flexibilizar sus estándares de composición corporal para poder cumplir con los objetivos de reclutamiento establecidos.
Los investigadores advierten sobre las graves implicaciones de esta tendencia. En un contexto de reducción del tamaño de la fuerza activa y de crecientes exigencias sobre la Guardia Nacional y las reservas, la pérdida de personal debido a la obesidad y sus enfermedades asociadas representa una sangría de recursos humanos vitales que las Fuerzas Armadas no pueden permitirse.
Los datos más recientes del Departamento de Defensa sobre la obesidad en los componentes de la reserva, correspondientes a 2018, ya mostraban que un 65% del personal presentaba sobrepeso u obesidad. La nueva investigación indica que esta cifra ha aumentado hasta cerca del 68%.
Ante la gravedad de la situación, el secretario del Pentágono, Pete Hegseth, ha calificado estos hallazgos como «completamente inaceptables». En sus declaraciones, Hegseth enfatizó la determinación de revertir esta tendencia: «Esto es lo que ocurre cuando se ignoran las normas y esto es lo que estamos cambiando. Estaremos en forma y no seremos gordos».