Tras una cuarta etapa marcada por la subida al Col del Galibier, el Tour de Francia volverá el miércoles a un recorrido llano en su quinta jornada, 177 kilómetros entre Saint-Jean-de-Maurienne y Saint-Vulbas, en el centro-este de Francia.
El recorrido, que pasará por el valle Maurienne, la localidad de Chambéry y Saint-Vulbas, no tendrá un gran desnivel pese a situarse en la zona alpina de los Alpes.
Es una etapa propicia para decidirse en un esprint, como ya sucedió el lunes en que se impuso el eritreo Biniam Girmay, en Turín.
«Pasamos de la montaña a una etapa lo más llana posible», explicó a la AFP el director de carrera del Tour de Francia, Thierry Gouvenou.
«Nos quedamos en los valles entre Saint-Jean-de-Maurienne y Saint-Vulbas. Normalmente, es propicio para los esprínteres», añadió.
Como en Turín, los organizadores probarán una nueva iniciativa de la Unión Ciclista Internacional que consiste en ampliar de los tres a los cuatro últimos kilómetros de la etapa el perímetro en que se congelan los tiempos para la clasificación general.
Saint-Vulbas, un pequeño pueblo de 1.200 habitantes, acogerá por primera vez el final de una etapa del Tour, cuyos organizadores apostaron por las pequeñas localidades en lugar de las grandes ciudades.
La Grande Boucle volverá a los Alpes en su tramo final, antes de su final, el 21 de julio en Niza, en lugar de París este año a causa de los Juegos Olímpicos.
La salida de Saint-Jean-de-Maurienne está prevista a las 13h20 (11h20 GMT) y la llegada a Saint-Vulbas a las 17h26 (15h26 GMT), según una estimación horaria calculada con una media de 45 km/h.
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