Un equipo internacional de astrónomos descubrió un agujero negro que existía cuando el universo tenía apenas 400 millones de años, según un estudio difundido este miércoles.
El descubrimiento hace retroceder «unos 200 millones de años» lo que se conocía hasta ahora, dijo a la AFP Jan Scholtz, un astrofísico en el Instituto de Cosmología Kavli de la universidad británica de Cambridge.
La existencia de un agujero negro en el periodo de juventud del universo, hace más de 13.000 millones de años, «alimentará una nueva generación de modelos teóricos», agregó Scholtz, coautor del estudio aparecido en la revista Nature.
Este agujero negro hay que imaginarlo como un objeto de una masa calculada en 1,6 millones de veces la del Sol. Es invisible, como todos los agujeros negros, y absorbe la materia circundante emitiendo en su periferia una gigantesca cantidad de luz.
Fue esta luz la que facilitó localizar la galaxia GN-z11, descubierta en 2016 con ayuda del telescopio espacial Hubble, donde está el agujero negro.
La galaxia GN-z11 fue entonces la más antigua, y por lo tanto la más lejana, observada por Hubble. En 2022 el telescopio espacial James Webb hizo posible la detección del agujero negro situado allí.
El descubrimiento se agrega a otros que fueron posibles gracias al telescopio James Webb y revelan la existencia de un universo joven que alberga objetos mucho más luminosos de lo que se creía.
El agujero negro detectado por el equipo internacional encabezado por la universidad de Cambridge data de 430 millones de años después del Big Bang. Se trata de la época del alba cósmica, cuando al salir de las edades denominadas «oscuras» surgieron las primeras estrellas y galaxias.
– Varias hipótesis –
Una de las incógnitas de un agujero negro de ese tamaño es comprender como pudo crecer tan rápido.
Sus características «sugieren un crecimiento más rápido y precoz que el de otros agujeros negros conocidos en épocas muy antiguas», dijo a la AFP Stéphane Charlot, astrofísico del Instituto de Astrofísica de París y coautor del estudio.
Eso quiere decir que «los mecanismos de formación de agujeros negros en el joven universo podrían ser diferentes de los que conocemos en el universo más cercano», agregó.
Las hipótesis más comunes hasta ahora consideran que el universo era entonces muy joven para albergar un agujero negro tan masivo, apunta el profesor Roberto Maiolino, astrofísico en Cambridge y coautor del estudio, citado en un comunicado.
Por eso «debemos contemplar otros modelos para explicar su aparición», añade.
Los teóricos avanzan la idea que ya nació «grande», a partir de la explosión de una estrella supermasiva agonizante o de la concentración rápida de una nube de gas densa, sin pasar por la fase de formación de estrellas.
Una vez nació, el agujero negro de la galazia GN-z11 se habría rellenado del gas que lo rodeaba para crecer rápidamente y de manera fácil porque «las observaciones parecen indicar una fuerte densidad de ese gas», según Charlot.
El estudio de Nature «no descarta ninguna de estas hipótesis», según Stan Scholtz, que espera que las capacidades de observación excepcionales del telescopio James Webb aporten más información
«Se puede esperar la detección de otros agujeros negros cuando acumulemos un mayor número de observaciones profundas de más amplias porciones del cielo», señala el astrofísico.
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