El Departamento de Justicia de Estados Unidos (DOJ) ha dado un golpe a la industria de pagos al presentar una demanda antimonopolio contra Visa, la mayor red de pagos del mundo.
Según la propia demanda, esta acción se debe a la acusación de que Visa mantiene un monopolio ilegal en el sector de pagos con tarjetas de débito mediante la imposición de acuerdos «exclusivos» a sus socios comerciales, lo cual sofoca la competencia y limita las oportunidades para nuevas empresas emergentes en el ámbito financiero.
La denuncia, presentada el martes en un tribunal neoyorquino, revela que las tácticas comerciales de Visa han generado miles de millones de dólares en comisiones adicionales que recaen sobre consumidores y comerciantes en Estados Unidos. Según el DOJ, estas tarifas, que podrían ser significativamente más bajas en un entorno de competencia justa, han incrementado los costos de «casi todo» en el mercado, afectando tanto a los precios como a la calidad de los servicios disponibles.
El Fiscal General de EE.UU., Merrick Garland, explicó en un comunicado que “Visa ha acumulado ilegalmente el poder para cobrar tarifas exorbitantes que superan lo que sería razonable en un mercado competitivo”. Garland enfatizó que estos costos no solo impactan a un solo producto, sino que tienen consecuencias en toda la economía, generando un efecto dominó que eleva precios en diversas categorías.
Frente a estas acusaciones, Visa ha respondido contundentemente, calificado la demanda como “sin fundamento”. Julie Rottenberg, asesora general de la firma, subrayó que «cualquiera que haya comprado en línea o pagado en una tienda reconocería la amplia variedad de opciones de pago disponibles actualmente».
Añadió que Visa es solo uno de los muchos actores en un mercado de pagos que sigue en expansión y que nuevos competidores están encontrando su lugar en este ámbito.A medida que se inicia esta batalla legal, Visa Inc. reafirma su postura de que las acusaciones carecen de fundamento. Mientras tanto, tanto consumidores como comerciantes en EE.UU. continúan enfrentándose a un entorno de pagos que, según las autoridades, exige una mayor competencia para el beneficio de todos.