DeepSeek, la compañía china que desafía a los gigantes de la Silicon Valley, es una start-up fundada por un apasionado de la tecnología convencido de que la inteligencia artificial «puede cambiar el mundo».
Aunque parezca salido de la nada, Deepseek tiene su sede en Hangzhou, una metrópolis del este de China donde están radicados varios gigantes tecnológicos del país, lo que le ha valido el apodo de «Silicon Valley china».
Poco conocido en el extranjero, DeepSeek despertaba desde hacía tiempo un gran interés en China.
El bot conversacional R1 de DeepSeek dejó anonadados a los expertos por sus resultados y su rentabilidad, habida cuenta de los reducidos costes de su desarrollo. Además, en China ensalzaron su supuesta capacidad para eludir las sanciones estadounidenses que buscan obstaculizar el acceso a los sofisticados chips que requiere la revolucionaria Inteligencia Artificial (IA).
El lunes, la irrupción de DeepSeek sacudió las bolsas y provocó un derrumbe de la cotización del fabricante de semiconductores estadounidense Nvidia en Wall Street, cuyas pérdidas rondaron los 600.000 millones de dólares de capitalización bursátil. El índice tecnológico Nasdaq de la Bolsa de Nueva York terminó la sesión con una caída de 3,07%.
Tras hundirse más de un 17% el lunes al cierre, este martes temprano la acción de Nvidia parecía recuperarse, subiendo 2,8% pero aún muy por debajo de sus niveles de la pasada semana.
DeepSeek fue creado por un prodigio de la tecnología y las finanzas, Liang Wenfeng: nacido en 1985, se graduó en Ingeniería en la prestigiosa universidad de Zhejiang en Hangzhou, donde asegura que se convenció de que la IA «iba a cambiar el mundo».
Dedicó años a intentar aplicar la IA en diversos ámbitos, según una entrevista que ofreció el año pasado al portal chino Waves.
Hacia 2015 fundó High-Flyer, una empresa de inversiones especializada en el uso de la IA para analizar las tendencias de la bolsa. Su técnica le permitió alcanzar decenas de miles de yuanes de activos bajo gestión, lo que la convirtió en uno de los principales fondos de cobertura cuantitativos de China.
«Simplemente, hacemos las cosas a nuestro ritmo, calculamos los costes, los precios. Nuestro principio es no subvencionar [al mercado] ni generar beneficios enormes», explicó Liang.
– «Más bien un geek» que un jefe –
Según el diario Financial Times, en 2021 Liang empezó a comprar procesadores gráficos del especialista estadounidense Nvidia para un «proyecto paralelo», algo confirmado por un medio local.
Liang «no era en absoluto como un jefe, sino más bien un geek» con una «capacidad de aprendizaje aterradora», dijeron sus socios a Waves.
Ese «proyecto» paralelo, al margen de los mercados bursátiles, es un chatbot basado en IA generativa: un producto que acaba de sacudir el universo estadounidense de la tecnología… y que acercó a Liang Wenfeng a los entresijos del poder chino.
El empresario apareció la semana pasada junto a otros representantes clave del mundo de los negocios durante una reunión con el primer ministro, Li Qiang. En imágenes de la televisión estatal CCTV se veía a un hombre de pelo rizado y gafas de montura gruesa escuchando atentamente al mandatario.
– «Señal de alarma» –
El éxito de DeepSeek puso en entredicho las colosales sumas invertidas por los gigantes estadounidenses en el desarrollo de una IA generativa avanzada, y la eficacia de las sanciones occidentales a la hora de impedir que los rivales chinos los igualaran o, incluso, los superaran.
El presidente estadounidense, Donald Trump, lo reconoció: es una «señal de alarma» para Silicon Valley.
«Un momento Sputnik» (alusión a la conmoción en Occidente en 1957 cuando la Unión Soviética puso en órbita el primer satélite artificial), reaccionó Marc Andreessen, un reputado inversor del sector.
Y esto, a riesgo de que Washington se plantee endurecer aún más las restricciones impuestas a las compañías tecnológicas chinas.
En su entrevista con Waves, Liang Wenfeng subrayaba ya el año pasado que esas restricciones suponían el obstáculo más difícil de superar: «El dinero nunca ha sido un problema para nosotros. El problema es el embargo a los chips de alta gama».
Pero, al margen de los vaivenes geopolíticos, Liang manifestó su esperanza en que el auge de la IA pueda ayudar a comprender mejor las entrañas del espíritu humano.
«Nosotros planteamos la hipótesis de que la esencia de la inteligencia humana podría ser el lenguaje, que el pensamiento humano podría ser, esencialmente, un proceso lingüístico», apuntó. «Lo que usted considera el ‘pensamiento’ podría ser, de hecho, su cerebro tejiendo lenguaje».
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