Washington D.C.- En un fallo reciente, la Corte Suprema de Estados Unidos reafirmó dos regulaciones ambientales implementadas por la administración del presidente Joe Biden, enfocadas en la reducción de emisiones de metano y mercurio tóxico provenientes de las centrales eléctricas de carbón. La decisión, anunciada el viernes, se produce en medio de un clima de creciente preocupación sobre el impacto ambiental y la salud pública vinculada a estas sustancias contaminantes.
El alto tribunal no proporcionó detalles sobre su razonamiento en las órdenes emitidas, que llegan tras una serie de solicitudes de emergencia por parte de organizaciones industriales y estados de índole republicana que buscan bloquear dichas regulaciones. Notablemente, no se reportaron disidencias en el fallo.
La Corte continúa evaluando impugnaciones a una tercera regulación orientada a mitigar la contaminación que contribuye al calentamiento global, también derivada del funcionamiento de las plantas de energía de carbón. Ante este escenario, es crucial que las futuras decisiones judiciales también consideren el impacto a largo plazo de dichas normativas en el medio ambiente.
Desde la perspectiva de la industria, se argumentó que la Agencia de Protección Ambiental (EPA) habría sobrepasado sus atribuciones al implementar estándares que, según ellos, resultarían inalcanzables. Sin embargo, la EPA defendió con firmeza que estas regulaciones son consistentes con sus responsabilidades legales y esenciales para la protección del medio ambiente y la salud pública.
Cabe recordar que en años recientes, la Corte Suprema ha tomado decisiones que han limitado las capacidades de la EPA en el ámbito ambiental, incluyendo un fallo en 2022 que restringió su autoridad sobre las emisiones de dióxido de carbono. Estos antecedentes subrayan la relevancia del reciente apoyo a las regulaciones de Biden, especialmente en un contexto donde la industria del petróleo y el gas es responsable de un tercio de las emisiones de metano, un potente gas de efecto invernadero.
La EPA también ha enfatizado la importancia de la regulación del mercurio, subrayando su papel vital en la protección de la salud pública, dado que los contaminantes pueden afectar seriamente el sistema nervioso, los riñones y el desarrollo fetal.