San Salvador, El Salvador.- El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, continúa su misión de convertir a su país en “un milagro”, tras el significativo descenso de la inseguridad que se ha logrado gracias a las políticas de seguridad implementadas desde su llegada al poder en 2019. Con la seguridad reafirmada, el mandatario ahora centra sus esfuerzos en fortalecer la economía mediante el apoyo a empresas, la atracción de inversión extranjera y el fomento del turismo.
Bukele ha declarado que “El Salvador ha pasado la página de la posguerra y ahora podemos empezar a ver hacia el futuro”, un concepto que ha estado trabajando para hacer realidad.
Hoy en día, El Salvador es considerado una de las naciones más seguras de América Latina, cambiando su imagen de ser una de las más peligrosas. En octubre, Bukele afirmó que “nuestra próxima meta es que el mundo vea a El Salvador más por su milagro económico que por su milagro en seguridad”. Recalcó que aunque tomará tiempo, “estamos en el camino correcto. Gracias a Dios”.
Esta visión de futuro se concreta también en transformaciones visibles, como la moderna Biblioteca Nacional de El Salvador (BINAES). Este impresionante edificio de cristal, ubicado frente a la catedral y al lado del palacio presidencial en San Salvador, se ha convertido en un punto de encuentro familiar y cultural. Se informa que su construcción fue financiada por China como parte de un proyecto de modernización en el centro histórico de la capital.
Las estadísticas refuerzan los avances, destacando que El Salvador ha pasado de ser uno de los países más inseguros de la región a colocarse como el más seguro. En los primeros meses de 2024, el número de asesinatos se redujo drásticamente, pasando de cerca de 4,000 en 2017 a menos de 80. Desde la declaración del estado de excepción en 2022, más de 80,000 presuntos miembros de las temidas maras han sido detenidos. Sin embargo, organizaciones no gubernamentales advierten que entre los arrestados podría haber miles de inocentes y argumentan que se han visto afectados derechos democráticos básicos, así como que las restricciones del estado de excepción han impactado a personas ajenas a grupos delictivos.
A pesar de las críticas, la percepción de la seguridad entre los ciudadanos ha cambiado notablemente, permitiendo a la población sentirse más libre de transitar sin miedo a robos o ataques. Las pequeñas y medianas empresas, que anteriormente tenían que cerrar debido a las amenazas de las maras, también ven con esperanza el futuro. Karla Klaus, de la Cámara de Comercio Alemana-Salvadoreña, afirma que muchas grandes empresas alemanas se vieron obligadas a abandonar el país en el pasado, pero una reciente encuesta entre empresas asociadas ha mostrado un aumento considerable en la confianza empresarial.
“Numerosas empresas están considerando invertir en energías renovables, en la modernización de maquinaria y en la contratación de nuevo personal”, añade Klaus, quien describe un «espíritu optimista» en el sector. Un ejemplo de este crecimiento es la apertura reciente de una sede de Google en San Salvador, lo que promete generar nuevos empleos y contribuir a la digitalización del país.
El turismo también juega un papel crucial en la estrategia económica del presidente, con el proyecto “Surf City II”, que busca atraer a aficionados de deportes acuáticos de todo el mundo. Se planea la construcción de un nuevo aeropuerto para facilitar el acceso a las playas, y hay inversionistas interesados en la construcción de hoteles dirigidos a turistas de países occidentales y del sur de Estados Unidos. Sin embargo, los ecologistas advierten que este desarrollo podría amenazar el entorno natural único de la región, mientras que el Estado planea invertir $100 millones en infraestructura.
“Contamos con una de las playas más impresionantes del país, una zona que ha sido ignorada por anteriores gobiernos”, expresó Bukele hace dos años. “Los expertos dicen que es una de las mejores playas para surfear”. Con esta combinación de esfuerzos, Bukele busca no solo mejorar la imagen de El Salvador, sino también su calidad de vida y desarrollo económico.