En la ruleta de los penales, Brasil fue eliminado de la Copa América el sábado en Las Vegas, cerrando una actuación con más sombras que luces, que agranda sus dudas para la peleada clasificación al Mundial de 2026.
La pentacampeona mundial aterrizó en Estados Unidos con un inédito perfil bajo, asumiendo que por primera vez no estaba entre los favoritos de un campeonato.
En la primera fase no mostró juego ni resultados, finalizando en segundo lugar del Grupo D tras Colombia, y el camino se le puso aún más cuesta arriba en los cuartos de final.
En la capital del juego, Brasil tenía las apuestas en contra para su pulso ante el Uruguay que dirige Marcelo Bielsa, que venía de tres victorias solventes, con la baja además del sancionado Vinicius Jr.
En un partido de pierna dura, pleno de interrupciones (46 faltas) y escaso de ocasiones de gol, Brasil no pudo romper el empate a cero ni siquiera tras la expulsión del defensa charrúa Nahitan Nández en el minuto 73.
En la tanda de penales la fortuna le dio pronto la espalda. Sergio Rochet le atajó a Éder Militao el primer lanzamiento y Douglas Luiz estrelló el tercero en el palo, certificando la profecía con la que Brasil arrancó este torneo.
«Es muy triste, muy doloroso», reconoció un abatido Militao en la zona mixta del Allegiant Stadium.
«Estábamos creciendo en el partido, jugando bien, pero por desgracia así es el fútbol. A veces las cosas no salen según lo previsto», justificó el central del Real Madrid.
– Una Brasil sin magia –
A Brasil, de hecho, la Copa América se le comenzó a complicar en un partido contra Uruguay, pero disputado muchos meses atrás, el pasado 17 de octubre.
Ese día Neymar fue retirado en camilla y con lágrimas de dolor del estadio Centenario de Montevideo, donde el público festejó un triunfo celeste 2-0 en las eliminatorias sudamericanas al Mundial de 2026.
Al ahora delantero del Al-Hilal saudita se le diagnosticó una lesión de rodilla de tal gravedad que ya ponía en seria duda su presencia en la Copa América.
Su relevo como figura del equipo debía ser Vinicius Jr., todo un candidato al Balón de Oro, pero apenas sobresalió en la goleada 4-1 ante Paraguay en al que firmó un doblete.
En lugar de acercarse a su nivel del Real Madrid, el extremo fue objeto de críticas por sus dos evitables tarjetas amarillas de la primera fase que lo apartaron de los cuartos.
Rodrygo, su socio en los éxitos madridistas, desmereció el número 10 que le prestó Neymar y pasó sin pena ni gloria por el torneo continental.
El último as que le quedaba en la manga al técnico Dorival Júnior era Endrick, que con solo 17 años es el segundo brasileño más joven en jugar una Copa América.
La nueva perla del Real Madrid se tuvo que fajar ante el duro Uruguay en su debut como titular pero, aunque fue lo más sobresaliente del ataque, no pudo salvar a la Canarinha.
– ¿Dorival ignorado? –
Brasil hizo las maletas sin ninguna derrota en los 90 minutos de juego pero con un pobre balance de un triunfo y tres empates.
Con su infatigable optimismo, Dorival insistió en que este plantel tiene potencial para estar a la altura de la camiseta y sólo requiere de algo más de tiempo y paciencia.
Técnico de prestigio en el fútbol doméstico pero sin experiencia internacional, a Dorival se le encargó en enero que recompusiera el rumbo de un Brasil situado en una insólita sexta posición en las eliminatorias mundialistas.
La presión se acrecienta además por la escasez de éxitos recientes. Desde 2010, el gigante sudamericano suma una corona (la Copa América ganada como local en 2019) en las seis ediciones del torneo continental y cuatro Mundiales disputados.
«No son los resultados que queríamos, asumo esa responsabilidad, pero creo que este equipo tiene todo para evolucionar mucho», afirmó Dorival. «Este proceso necesita paciencia».
El timonel, de 62 años, tuvo a los jugadores a sus órdenes durante casi 40 días pero, tras la eliminación, las imágenes que más circulaban en las redes sociales eran las de Dorival pidiendo la palabra con el dedo sin suerte durante el corrillo brasileño anterior a la tanda de penales.
En contraste, todos los futbolistas uruguayos escuchaban atentos las instrucciones de Marcelo Bielsa antes de imponerse en la tanda por 4-2.
«Es difícil pedir paciencia a la prensa, al público», reconoció el capitán, Danilo. «Somos un equipo joven, con mucha calidad, pero que todavía tiene que crecer. No es fácil ser protagonista en la selección más grande del mundo».
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