El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se dirigirá este lunes en Chicago a la Convención Nacional Demócrata, en una primera noche agridulce en la que le pasará el testigo a su vicepresidenta Kamala Harris como abanderada del partido en la carrera por la Casa Blanca.
Harris aterrizó el domingo en esa ciudad del este del país, luego de participar junto a su compañero de fórmula, Tim Waltz, en eventos de campaña en Pensilvania, un estado decisivo en la disputa presidencial frente al republicano Donald Trump.
Biden, de 81 años, ofrecerá un discurso con sabor a despedida tras medio siglo en la escena política, en el que hará un repaso de su gestión y que también simbolizará la transición generacional del Partido Demócrata.
Será un momento nostálgico, afirmó la legisladora de Dakota del Norte, LaurieBeth Hager. «Tendré mis pañuelitos a mano», dijo a la AFP. Pero también celebró la decisión como el paso necesario «para mirar al futuro».
Se espera que Harris se una en el escenario a Biden, en lo que promete ser un momento de muchas emociones que dará el puntapié inicial a la fiesta con la que los demócratas esperan capitalizar la efervescencia en torno a la vicepresidenta.
La nominación es un hito en su carrera y corona uno de los meses más agitados de la política estadounidense, en el que Harris eclosionó luego de que Biden, acosado por los cuestionamientos a su avanzada edad, decidiera poner fin a su aspiración de un segundo mandato.
Harris, de 59 años, ha revitalizado a la tolda azul, cuando muchos comenzaban a resignarse a un escenario de derrota tras la desastrosa participación de Biden en el debate presidencial de junio frente a Trump.
La más reciente encuesta de The Washington Post/ABC/Ipsos divulgada el domingo la muestra con una muy estrecha ventaja sobre Trump, una recuperación significativa considerando que, hace un mes, Biden estaba empatado con el magnate republicano y perdiendo espacios en estados cruciales como Arizona o Nevada.
Pero Harris parece consciente de que faltan casi 80 días para la elección del 5 de noviembre y no cae en triunfalismos.
«No nos veo como favoritos en absoluto», dijo a los medios en Pensilvania el domingo durante una gira electoral en autobús junto a su compañero Waltz, gobernador de Minnesota.
Su momento de gloria incomoda a los republicanos. Trump, de 78 años, tuvo que alterar su estrategia tras la salida de Biden.
El magnate divulgó una apretada agenda en estados decisivos esta semana tales como Pensilvania, donde fue blanco de un intento de asesinato en julio, Carolina del Norte y Arizona, en donde visitará la frontera con México.
– Despliegue de estrellas –
Pero las miradas estarán puestas en Harris. Todo esta listo en el United Center, emblemática casa de los Chicago Bulls y los Chicago Blackhawks, para recibir a las decenas de miles de demócratas que se dan cita para aplaudir a su abanderada.
Pesos pesados demócratas desembarcarán en la ciudad a la orilla del lago Michigan para apoyarla.
El carismático expresidente Barack Obama y su esposa Michelle tienen previsto dar sus discursos el martes, en tanto que Hillary Clinton lo hará el lunes.
Waltz tomará los micrófonos el miércoles para oficializar su reciente designación como aspirante a la vicepresidencia, en tanto que Harris cerrará la reunión el jueves, cuando debe aceptar la nominación presidencial del partido.
Las especulaciones sobre la participación de figuras como Beyoncé o Taylor Swift aumentan la expectativa en torno al evento que, a fin de cuentas, será una plataforma única para Harris en su desafío por conquistar a un electorado que no necesariamente está muy familiarizado con ella.
– Protestas –
La Convención Demócrata atrajo además a decenas de manifestantes, quienes aprovecharán la vitrina de esta cumbre partidista para protestar a favor de los derechos reproductivos, las causas de la comunidad LGBT y por un cese del fuego en Gaza.
«¿Dirá algo significativo? No creo, pero me gustaría que ocurriese. Todos quisiéramos y por eso es que estamos aquí», dijo Linda Loew, activista por los derechos reproductivos y una de las organizadoras de las varias manifestaciones previstas entre domingo y jueves.
Para garantizar la seguridad del evento, las autoridades desplegaron un amplio operativo de seguridad que incluye, entre otros, a unos 2.500 policías locales, cuya presencia es notoria en las calles del centro de Chicago.
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