El presidente Joe Biden, un político veterano, se enfrentará este jueves a Donald Trump en un debate televisado, cuatro meses antes de desafiarle de nuevo en las urnas en busca de un segundo mandato.
Estos son algunos datos biográficos del presidente octogenario.
– Experiencia política –
Biden, de 81 años, tenía una dilatada carrera política a sus espaldas antes de convertirse en presidente de Estados Unidos: fue senador durante 36 años y vicepresidente de Barack Obama durante ocho.
– Familia y religión –
Joe Biden nació en Scranton (Pensilvania, este) en 1942.
Es el mayor de cuatro hermanos y, aunque no se crió en la pobreza, su padre tuvo dificultades financieras como empresario.
Suele sacar a relucir sus orígenes irlandeses y de clase media.
Es un católico devoto, pero está a favor del derecho al aborto.
Él se describe como un hombre leal, muy apegado a su familia, que no duda en proclamar su amor por su problemático hijo Hunter.
Está casado con la primera dama Jill Biden desde 1977.
Su vida, como recuerda a menudo, ha estado marcada por la tragedia. Perdió a su primera esposa y a su hija pequeña en un accidente de tráfico en 1972. Años más tarde, en 2015, perdió a su hijo Beau a causa de un cáncer.
– Fortuna –
No es multimillonario como su rival republicano, pero es rico.
Su fortuna se estima en unos diez millones de dólares, en gran parte gracias a dos casas que posee en Delaware (este), según la revista de referencia Forbes.
– Estilo –
No es un gran orador y despierta entre sus seguidores menos entusiasmo que Donald Trump entre los suyos.
Pero es obstinado, cultiva una imagen de estadounidense medio y subraya su empatía.
Sin embargo, una parte de su electorado (en particular los árabo-estadounidenses y algunos jóvenes) lo ponen en duda debido a su apoyo a Israel en la guerra en Gaza.
También se comenta mucho sobre su edad y su andar cada vez más rígido.
– Problemas legales –
Ha sido investigado por un fiscal especial por haber conservado documentos confidenciales cuando dejó de ser vicepresidente.
El fiscal recomendó el sobreseimiento del caso, alegando que un jurado sería reacio a condenar a un «anciano con mala memoria».
Esta observación causó un gran revuelo entre los demócratas, para regocijo de los republicanos.
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