Socorristas civiles y militares batallaban este domingo en México para abrir carreteras y caminos rurales que conducen a decenas de caseríos enclavados en una cadena montañosa que quedó devastada por intensas lluvias que dejan al menos 47 muertos.
La secretaría de Seguridad federal confirmó seis muertes este domingo, que se sumaron a las 41 de un recuento iniciado el viernes pasado luego de que varios ríos se desbordaron por las sorpresivas lluvias del final de una activa temporada húmeda.
Otras 39 personas están reportadas como desaparecidas, aunque autoridades locales señalan que algunos casos podrían estar relacionados con el colapso de las telecomunicaciones en caseríos de zonas remotas.
Las víctimas y daños se concentran en los estados de Hidalgo, Puebla (centro) y Veracruz (este), que ocupan una amplia zona de la Sierra Madre Oriental, donde un sistema tropical del Golfo de México chocó con las montañas y desató las precipitaciones.
«Hay muchos caminos que aún no pueden abrirse, localidades a las que todavía no se puede llegar. Hoy iniciaron los puentes aéreos para poder llevar alimentación, agua potable», dijo por la tarde la presidenta Claudia Sheinbaum a la prensa en Poza Rica, Veracruz.
La mandataria viajó en un helicóptero militar a tres localidades afectadas, en donde se comprometió ante los pobladores a entregar ayudas económicas para recuperar los bienes perdidos.
Cuando se disipó la nubosidad, miles de socorristas civiles y militares redoblaron esfuerzos para intentar liberar las carreteras.
Trabajadores de la empresa estatal de energía restablecían también el fluido eléctrico, lo que contribuirá a mejorar las comunicaciones telefónicas.
– Subir y bajar de la montaña –
La AFP recorrió este domingo el municipio de Tenango de Doria, en Hidalgo, a 180 kilómetros de Ciudad de México y que conecta con caseríos serranos a los que es imposible acceder por los derrumbes y deslizamientos en las escarpadas carreteras, entre las más peligrosas del país.
La llegada de socorristas civiles y militares se multiplicó en la jornada. Los vehículos oficiales son utilizados también para trasladar a pobladores que superaron a pie obstáculos en los caminos.
Muchas personas caminaban kilómetros en ambos sentidos: unos hacia la montaña para saber de los suyos, mientras otros bajaban por víveres o para ir a un albergue.
«Salimos por motivos de salud (…) además de que no hay alimentos o (los comerciantes) se aprovechan de la situación y suben los precios», dijo a la AFP Giovani, de 28 años, un vecino que prefiere omitir su apellido.
Al camino bloqueado llega desde la ciudad Tulancingo, a 70 kilómetros, una moderna carroza fúnebre que abre sus puertas para ofrecer agua y alimentos a los pobladores.
Desde el viernes «están solicitando tres servicios» para personas que fallecieron, «pero no se puede pasar», dice Víctor Luqueño, dueño de la funeraria que decidió usar el vehículo para proveer auxilio humanitario.
El gobierno federal tiene listas toneladas de alimentos y agua y una decena de cocinas móviles para atender a los damnificados una vez que se liberen carreteras.
– Fenómeno atípico –
Localidades del vecino Veracruz también estaban aisladas por el desborde de extensos y caudalosos ríos resultado de estas lluvias, consideradas entre las más intensas en las últimas dos décadas.
Ahí, la ayuda ha sido distribuida en lanchas luego de que mejoró el clima, informaron autoridades estatales.
Beatriz Meza, de Álamo, Veracruz, narra a la AFP que el agua destruyó casi todo lo que tenía en su pequeño negocio de comida.
«Nunca nos esperamos que el río fuera a venirse para acá, eso nunca había pasado», añade la mujer, quien compara la tragedia con las precipitaciones de 1999, que afectaron la misma zona con más de un centenar de muertos.
México, con extensos litorales en el Pacífico y el Atlántico, sufre el embate de fenómenos meteorológicos durante la temporada de huracanes, de mayo a noviembre.
Hasta ahora, el impacto de los ciclones ha sido menor. No así el de las lluvias.
Un sistema tropical formado en el Golfo de México alcanzó la Sierra Madre Oriental, explicó a la AFP el meteorólogo y académico Isidro Cano.
«Las montañas se calientan por las mañanas (…) y el vapor de agua que se genera produjo las fuertes lluvias», dijo.
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