Este jueves se abrió el testamento del icónico diseñador italiano Giorgio Armani, que falleció la semana pasada a los 91 años.
Según publican medios italianos como Corriere della Sera, el diseñador había dejado dos documentos, manuscritos y sellados, según lo develado en una notaría de Milán, en el norte de Italia.
Armani, que nunca contrajo matrimonio ni tuvo descendencia, manifestó en vida que la continuidad de su legado no quedara en manos de grandes conglomerados ni se viera comprometida por decisiones apresurada, publica la revista Hola!.
Por tanto, en el testamente se confirma que el control de la empresa pasará a la Fundación Giorgio Armani, que ya cuenta con un consejo de administración formado por personas de su círculo más íntimo, según apunta La Repubblica.
Aunque el diseñador no especificó en detalle el reparto de las acciones del grupo, si dejó en claro que la fundación gestionará múltiples negocios: 650 tiendas en 60 países, hoteles en Dubai y Milán, restaurantes de alta gama, colecciones de mobiliario, perfumes, maquillaje, y hasta el club de baloncesto Olimpia Milano.
Armani también dejó una colección de obras de arte, propiedades en Italia, como su reciente adquisición en La Capannina, en Forte dei Marmi), y Estados Unidos, como supervillas en Antigua, St. Moritz o Pantelleria, además de un ático en Nueva York.
Igualmente dejó yates, y una participación en el grupo óptico EssilorLuxottica. Lo que será gestionado según las instrucciones previstas.
En el documento legal también se menciona que la prohibición de que la empresa salga a bolsa durante los cinco años posteriores a su fallecimiento. Esta decisión refleja el deseo de Armani de evitar presiones externas y mantener el control en manos de quienes comparten su visión, finaliza la revista.