York, Pensilvania.- Una operación policial en el municipio de North Codorus, en el condado de York, terminó en tragedia la noche del miércoles, cuando tres agentes perdieron la vida y otros dos resultaron gravemente heridos tras ser atacados por un individuo armado. El sospechoso fue abatido por las autoridades en el lugar de los hechos.
El tiroteo ocurrió en una tranquila zona rural, a unas 115 millas al oeste de Filadelfia, mientras los oficiales daban seguimiento a una investigación relacionada con un caso doméstico iniciado el martes. Las autoridades aún no han revelado la identidad del agresor ni de las víctimas, y han indicado que la investigación permanece abierta.
Los dos agentes heridos fueron trasladados en estado crítico pero estable al York Hospital, donde reciben atención médica especializada. La Oficina del Sheriff del condado, junto con agencias estatales y federales, activó un amplio operativo de respuesta en la zona, que incluyó el despliegue de helicópteros y decenas de vehículos de emergencia.
El gobernador de Pensilvania, Josh Shapiro, expresó su consternación ante los hechos: “Este es un día absolutamente trágico y devastador. Lamentamos la pérdida de tres valiosas almas que sirvieron a este condado, a esta Commonwealth, a este país”. En una conferencia de prensa, Shapiro también hizo un llamado a la reflexión: “Este tipo de violencia no está bien. Necesitamos mejorar como sociedad”.
La fiscal general Pamela Bondi calificó el ataque como “una lacra para nuestra sociedad” y confirmó que agentes federales se encuentran colaborando con las autoridades locales en la investigación.
Las muestras de solidaridad no se hicieron esperar. Ciudadanos comenzaron a dejar flores en la sede del Departamento de Policía Regional de Northern York, mientras que una procesión de patrullas con luces encendidas acompañó el traslado de los cuerpos hacia la oficina del forense. A lo largo de la carretera, residentes ondeaban banderas estadounidenses en señal de respeto.
Dirk Anderson, un agricultor local, relató que se encontraba en su taller cuando escuchó múltiples disparos. “Vimos llegar un helicóptero y una gran cantidad de patrullas. Fue impactante”, comentó.
Este trágico episodio se convierte en uno de los días más mortíferos para las fuerzas del orden en Pensilvania en lo que va del siglo. El último evento de similar magnitud ocurrió en 2009, cuando tres agentes de Pittsburgh fueron emboscados durante una intervención doméstica.