Kerr, Texas.- Tras dos semanas de intensa labor de búsqueda y rescate en la región montañosa de Texas, las autoridades informaron que el número de desaparecidos descendió a sólo tres personas, una cifra significativamente menor en comparación con los casi 100 reportes previos. En los días posteriores a las inundaciones catastróficas del fin de semana festivo por el 4 de julio, más de 160 personas habían sido dadas por no localizadas únicamente en el condado Kerr.
Dalton Rice, administrador municipal de Kerrville, destacó el esfuerzo de los rescatistas: “Este avance extraordinario es resultado de incontables horas de operaciones coordinadas, investigaciones meticulosas y una firme voluntad de brindar esperanza a las familias en medio de una tragedia inconcebible”.
El saldo de víctimas mortales en el condado Kerr se mantiene en 107, mientras que el total de fallecidos por el fenómeno en Texas alcanza al menos 135. La mayoría de las muertes ocurrieron en las riberas del río Guadalupe, una zona turística con campamentos y cabañas que se vieron arrasadas por la crecida repentina de las aguas, que se elevaron hasta 8 metros justo antes del amanecer del 4 de julio.
La topografía de la zona, caracterizada por su suelo seco y compactado, la vuelve vulnerable a inundaciones rápidas. Camp Mystic, un emblemático campamento cristiano para niñas con más de 100 años de historia, perdió al menos 27 campistas y consejeros en el desastre, al estar ubicado en una zona identificada como “callejón de inundaciones repentinas”.
Expertos señalaron que la magnitud del evento superó por mucho las previsiones de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias, calificándolo como más grave que un fenómeno de frecuencia centenaria. El rápido desplazamiento del agua durante la madrugada dejó a numerosos residentes sin posibilidad de evacuar, especialmente en un condado que no contaba con un sistema de alerta.
La gestión de la emergencia ha generado interrogantes sobre la preparación y respuesta local ante las advertencias meteorológicas. El presidente Donald Trump y el gobernador Greg Abbott han desestimado las críticas respecto al manejo institucional y los protocolos activados.
Las tareas de recuperación se mantienen activas con la ayuda de helicópteros, embarcaciones y drones, aunque las lluvias posteriores han limitado temporalmente algunos operativos por precaución ante nuevos desbordamientos.
