Investigadores del Grupo Gravity de la Universidad de las Islas Baleares (UIB) detectaron la mayor colisión jamás antes registrada entre dos agujeros negros.
En el evento, denominado GW231123, los instrumentos detectaron tenues ondas en el espacio-tiempo producidas por la colisión de dos agujeros negros.
Los dos agujeros negros que se fusionaron tenían aproximadamente 100 y 140 veces la masa del Sol. “Existen mecanismos estándar para la formación de agujeros negros: cuando las estrellas agotan su combustible, mueren y luego colapsan”, explicó Mark Hannam, director del Instituto de Exploración de la Gravedad de la Universidad de Cardiff (Reino Unido) y miembro de la Colaboración Científica LIGO.
“Pero existe un rango de masas en el que creemos que es imposible que los agujeros negros se formen de esa manera. Y los agujeros negros de GW231123 se encuentran en medio de esa brecha de masa. Así que surge la pregunta de cómo se formaron, lo que los hace bastante interesantes”, continuó.
“Se puede dar este proceso en el que simplemente se acumulan agujeros negros cada vez más masivos. Y dado que los agujeros negros en GW231123 parecen tener masas que no se podrían obtener mediante mecanismos normales, esto es un fuerte indicio de que se está generando otro proceso, donde se producen estas fusiones sucesivas”, finalizó Hannam, según se recoge en CNN.
Por su parte, Dan Wilkins, investigador del Instituto Kavli de Astrofísica de Partículas y Cosmología de la Universidad de Stanford, añadió que “las ondas gravitacionales están abriendo una ventana realmente interesante al estudio de los agujeros negros y revelando algunos misterios realmente intrigantes”.