Beijing/Toronto – En un nuevo giro en la tensión comercial entre Estados Unidos y sus socios norteamericanos, China y Canadá han anunciado la implementación de aranceles sobre productos estadounidenses en respuesta a las recientes medidas arancelarias impuestas por el presidente Donald Trump.
Desde la madrugada del martes, el gobierno canadiense ha establecido aranceles del 25% sobre productos estadounidenses, afectando importaciones que alcanzan un valor de 155,000 millones de dólares. Esta decisión forma parte de una serie de medidas de represalia a los gravámenes del 25% que Trump impuso sobre productos canadienses y mexicanos.
Por su parte, China no tardó en reaccionar, anunciando que aplicará aranceles del 10% y del 15% a varias importaciones agrícolas de Estados Unidos. Estos aranceles son una respuesta directa a la reciente imposición de un arancel del 10% a productos chinos, además de otra tasa que se activó el 4 de febrero.
La Comisión de Aranceles Aduaneros de China ha señalado que a partir del 10 de marzo, estos nuevos aranceles también incluirán un incremento del 15% sobre el pollo, trigo, maíz y algodón, así como un arancel del 10% a productos como sorgo, soja, carne de cerdo, carne de res y productos lácteos.
Mediante estas medidas, China también ha comenzado acciones legales contra Estados Unidos en la Organización Mundial del Comercio (OMC), buscando una resolución a las disputas comerciales, aunque dejando abierta la posibilidad de diálogo entre ambas naciones.
En el contexto de este conflicto, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ha anunciado que su país ya ha diseñado «planes de contingencia», lo que sugiere que la respuesta mexicana podría estar en camino. La incertidumbre generada por esta escalada ha contribuido a un aumento en la volatilidad de los mercados en toda Asia, generando preocupación sobre una guerra comercial a gran escala.
Mientras tanto, la administración de Trump ha argumentado que estas medidas buscan enfrentar lo que considera un «flujo inaceptable» de drogas ilegales e inmigrantes indocumentados hacia Estados Unidos, justificando su política arancelaria como un paso necesario para proteger la economía estadounidense.
Con el panorama actual, se espera que las negociaciones entre las distintas naciones involucradas sean cruciales en las próximas semanas para mitigar el impacto de estas decisiones en la economía global.
