No hay lugar como el hogar. Y para Donald Trump, el regreso al hogar en Washington, más precisamente en la Casa Blanca, se ha producido al cabo de cuatro años tumultuosos.
«Qué gran sensación», dijo Trump a los periodistas cuando le preguntaron cómo se sentía al volver a instalarse en la Oficina Oval el lunes. «Una de las mejores sensaciones que he tenido», remarcó.
Trump actuó como si nunca se hubiera ido del lugar. Tampoco se mencionó cómo había caído en desgracia luego de que una multitud de sus partidarios atacaran el Capitolio -sede del Congreso de Estados Unidos- en enero de 2021 tratando de revertir su derrota electoral ante el demócrata Joe Biden.
En cambio, el magnate republicano de 78 años se lanzó directamente a una conferencia de prensa improvisada de 50 minutos en el corazón simbólico de la presidencia de Estados Unidos.
Pero si todo le resultó familiar al multimillonario republicano, fue en gran parte gracias al trabajo de un ejército de personal de la Casa Blanca.
Solo tuvieron alrededor de cinco horas para borrar todo rastro de su predecesor demócrata y crear la Oficina Oval 2.0 de Trump.
Trump no confirmó los informes sobre el regreso del famoso «botón de Coca-Cola Light», una tecla en el escritorio que presionaba durante su primer mandato para obtener un vaso de su bebida favorita en una bandeja de plata.
Pero había señales de otros cambios por todas partes.
– ‘Decoradores extraordinarios» –
Un retrato de George Washington cuelga sobre la estufa a leña como estaba cuatro años, antes reemplazando uno de de Franklin D. Roosevelt que ocupó ese lugar durante el mandato de Biden, acompañado por otro retrato del tercer presidente estadounidense, Thomas Jefferson.
Según se informó, un busto del líder británico en tiempos de la Segunda Guerra Winston Churchill también había regresado a su lugar en el despacho oval, como estuvo en su primer mandato.
El objetivo, como siempre con la presidencia, es retratar una imagen de poder y dignidad, y Trump considera que su personal actuó muy bien.
«Acabo de llegar. Mi gente entró antes, tienen decoradores extraordinarios», dijo Trump, quien pasó gran parte de los últimos cuatro años en su lujoso resort de Mar-a-Lago, en Florida (sureste).
Señalando los retratos de sus predecesores, el 47º presidente afirmó: «Puedo vivir con George Washington, puedo vivir con Thomas Jefferson; tomaron una ruta muy segura».
Sin embargo, Trump tuvo una sorpresa. Cuando se le preguntó si Biden le había dejado la tradicional carta de traspaso, respondió que no lo sabía aún y revisó dentro del cajón del escritorio histórico Resolute Desk.
«¡Ooh!», exclamó Trump mientras sacaba un sobre blanco con el número «47», escrito a mano por Biden. «Podrían haber pasado años antes de que la encontrara», confesó.
– Bienvenido a casa –
A pesar del gesto tradicional de Biden, no pudo evitar lanzar golpes sobre su rival político a medida que la conversación avanzaba.
«¿Acaso Biden alguna vez hizo conferencias de prensa como esta?», preguntó el multimillonario, a sabiendas de que Biden era muchas veces protegido por el personal de la Casa Blanca y aceptaba solo contadas preguntas de periodistas.
Para Biden, de 82 años, como para su equipo, el día fue un duro recordatorio de la transitoriedad del poder.
Incluso antes de que abandonara la Casa Blanca, fotos en las paredes del ala oeste del edificio fueron retiradas y camiones de mudanza trabajaban en el lugar.
Las cuentas de redes sociales, los sitios web e incluso las fuentes de los correos electrónicos cambiaron junto con la nueva administración.
El retorno de Trump fue ante todo un trago amargo para el veterano demócrata que le calificó como una «amenaza» para la democracia y que se vio forzado a abandonar la campaña electoral en 2024 luego de un humillante debate contra el republicano que abrió cuestionamientos sobre su edad avanzada y posibilidades.
Biden pasó sus últimas horas en la presidencia manifestando lo que pensaba de Trump y decretando indultos para aliados y familiares que temía puedan ser atacados por el nuevo gobernante o sometidos a procesos judiciales.
Pero cuando Trump y su esposa Melania llegaron para la tradicional visita a la Casa Blanca antes de la asunción, Biden lo recibió junto a su cónyuge Jill y trató de esconder sus verdaderos sentimientos de la mejor forma.
«Bienvenido a casa», le expresó el demócrata.
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