El Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE) informó que durante el año fiscal 2024 se deportó a 271.484 migrantes, la cifra más alta en los últimos diez años. Este aumento se atribuye a un incremento en las detenciones de extranjeros con antecedentes penales y a una política migratoria más restrictiva.
Según los datos oficiales, el 32.7% de los deportados tenía antecedentes penales por delitos como agresiones, delitos sexuales o relacionados con armas. Además, se deportó a 237 personas clasificadas como terroristas o sospechosos de terrorismo, lo que representa un aumento del 70.5% respecto al año anterior.
Ante el incremento de las deportaciones, el gobierno de México ha expresado su preocupación por las posibles consecuencias humanitarias. La presidenta Claudia Sheinbaum ha advertido sobre una potencial crisis migratoria y ha subrayado la necesidad de una política migratoria regional más coordinada.
El aumento de las deportaciones en Estados Unidos se produce en un contexto de endurecimiento de las políticas migratorias, que se ha intensificado en los últimos años. Esta tendencia ha generado un debate a nivel nacional e internacional sobre los derechos de los migrantes, la seguridad fronteriza y la cooperación regional en materia migratoria.
Expertos en migración advierten que el aumento de las deportaciones puede tener consecuencias negativas tanto para los países de origen como para los de destino, al separar familias, debilitar las comunidades y generar inestabilidad social.