Nashville, Tennessee.-La celebración del Día de Acción de Gracias tiene sus raíces en un momento crítico de la historia colonial estadounidense, remontándose al otoño de 1621 en Plymouth, Massachusetts. Después de un año devastador marcado por hambrunas, enfermedades y dificultades extremas, los peregrinos ingleses sobrevivientes celebraron su primera cosecha exitosa gracias al apoyo de los nativos americanos, específicamente de la tribu Wampanoag.
El primer encuentro, que durará tres días, reunió a aproximadamente 50 colonos y 90 indígenas, quienes compartieron una feast que incluía venado, pavo salvaje, pescado, langosta, calabazas, judías y maíz. Esta celebración no fue originalmente considerada un evento anual, sino más bien un momento de agradecimiento por la supervivencia y las bendiciones recibidas.
No fue hasta 1863, durante la Guerra Civil, cuando el presidente Abraham Lincoln proclamó oficialmente el Día de Acción de Gracias como una festividad nacional. En medio del conflicto que dividía al país, Lincoln buscó un símbolo de unidad y esperanza, estableciendo la tradición de una celebración anual en noviembre.
Con el tiempo, la celebración se fue transformando, incorporando tradiciones familiares como la cena con pavo, el reencuentro familiar y expresiones de gratitud. La imagen romántica de peregrinos e indígenas compartiendo una mesa pacíficamente ha sido posteriormente cuestionada por historiadores, que revelan una relación mucho más compleja entre colonos y pueblos originarios.
Hoy, Acción de Gracias representa más que un evento histórico: es un momento de reflexión, reunión familiar y reconocimiento de las bendiciones, manteniendo vivo el espíritu de gratitud que inspiró su origen hace siglos.