La justicia estadounidense imputó este miércoles al empresario venezolano Raúl Gorrín por participar en una red que blanqueó 1.200 millones de dólares obtenidos de la compañía estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) a cambio de sobornos multimillonarios pagados a funcionarios del país sudamericano.
Gorrín, dueño del canal de televisión venezolano Globovisión, conspiró con otros para lavar el dinero de esa trama corrupta a través de instituciones financieras estadounidenses y otras cuentas bancarias situadas en el extranjero, según un comunicado del Departamento de Justicia.
Entre 2014 y 2018, el empresario y sus cómplices pagaron millones de dólares en sobornos a funcionarios venezolanos de alto nivel para obtener contratos de préstamo en divisas con PDVSA, de acuerdo con la acusación.
A cambio obtuvieron «más de 1.000 (millones de dólares) en ganancias ilícitas, que Gorrín y sus cómplices usaron para comprar yates y otros artículos de lujo en Estados Unidos», aseguró la fiscal general adjunta Nicole M. Argentieri en el comunicado del Departamento de Justicia.
Gorrín, de 56 años, y los demás miembros de la trama utilizaron una serie de empresas ficticias y cuentas en paraísos fiscales para ocultar el pago de sobornos y el movimiento de fondos ilegales.
Este miércoles en el sur de Florida, un gran jurado -una comisión de ciudadanos investidos de poderes de investigación- acusó a Gorrín de un cargo de «conspiración para cometer lavado de dinero».
El empresario, al que Estados Unidos considera un prófugo por un caso judicial anterior, afronta una pena máxima de 20 años de cárcel por este nuevo delito.
En 2018, Gorrín ya fue inculpado por su presunta participación en otra red de corrupción y blanqueo de capitales.
En esa ocasión, se le acusó de pagar millones de dólares a dos extesoreros nacionales de Venezuela para asegurarse el derecho a realizar transacciones de cambio de moneda extranjera a tasas favorables.
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