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miércoles, octubre 23, 2024

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“Sacerdote de los pobres”: miles despiden al padre Marcelo Pérez en San Andrés Larráinzar

MÉXICO.- En medio de una fina lluvia cuyas nubes envuelven este poblado tsotsil de los Altos de Chiapas, miles de personas rindieron homenaje y despidieron al sacerdote y defensor de pueblos indígenas Marcelo Pérez Pérez, asesinado el domingo por sicarios cuando salía de celebrar misa en el barrio Cuxtitali en San Cristóbal de las Casas.

“Viva el padre Marcelo”, “Viva el Padre Marcelo, sacerdote de los pobres”, “justicia, justicia, justicia” clamaron los fieles católicos reunidos en la plaza central de este lugar que fue sede de la firma de los Acuerdos de San Andrés en materia de Derechos y Cultura Indígena, suscritos en febrero de 1996 entre el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y el gobierno federal. Grupos de música tradicional, con guitarras y arpas se encontraban alrededor del templete colocado para misa a un costado del templo del pueblo, donde se ofició la misa.

Junto al féretro permanecieron durante toda la celebración religiosa sus padres Miguel Pérez Sántiz y Antonia Pérez, y sus ocho hermanos, mientras conocidos del sacerdote pasaron a honrarle y despedirse de él.

El padre Marcelo denunciaba con su palabra de profeta y eso es lo que no les gustó a los poderosos: Obispo Raúl Vera.

Raúl Vera López, obispo de Saltillo y presidente del consejo del Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas (Frayba), ofició la misa de cuerpo presente que tuvo lugar en la plaza central del pueblo donde hace 50 años nació el presbítero.

En esta ocasión, el titular de la Diócesis de San Cristóbal de las Casas, Rodrigo Aguilar Martínez no estuvo; se informó que el prelado tuvo la oportunidad este día de viajar al municipio de Frontera Comalapa para estar con la población que ha sido asediada por los grupos del crimen organizado.

En la homilía, el obispo emérito de Saltillo Raúl Vera exaltó la labor del sacerdote Marcelo Pérez con los pueblos originarios. Dijo que él se preocupó de los que sufrían y sufrían justicias y que eran dañadas en su integridad de parte del gobierno, de la gente poderosa que se siente dueño de la vida y de la tierra para adquirir mayor poder político. “Esa consecuencia, el la pagó, y lo hizo por el bien de todos” manifestó.

El padre Marcelo, agregó, “cuidaba especialmente de los más pobres, de los más débiles, de los más desprotegidos y los cuidaba de la gente abusiva, de la gente poderosa, de la gente que se siente dueña de la sociedad y de la tierra y que no le importa dañar la vida de su prójimo para enriquecerse o adquirir mayor poder político, para adquirir todo lo que ellos quieren”.

Vera López dijo que “el poder en la política, su abuso y su poder y en la explotación de los más pobres, esa es la razón por la que él murió el padre Marcelo, fue su palabra de profeta, esa palabra de Dios”.

Señaló que el sacerdote tsotsil no solamente escuchaba, “veía esas injusticias que se cometían contra los pobres, con los pobres con los que él trabajaba, con los que él convivía, sino que los denunciaba. Esto es lo más importante que él hizo, denunciar las injusticias, denunciar los desórdenes sociales, denunciar los abusos que causan daño, especialmente de los más desprotegidos”.

En la misa que fue traducida al tsotsil, el obispo emérito señaló que el sacerdote Marcelo Pérez “denunciaba con palabra de profeta, y eso es lo que no les gusto; fueron los verdaderos asesinos son los que el denunciaron. La persona que lo mató solamente lo mató por paga, pero los verdaderos asesinos son los que se molestaron porque había un profeta en medio de ellos que los denunciaba y los descobijaba y les bloqueaba sus abusos”.

Con todo, el obispo dijo que “el hombre valiente que fue el padre Marcelo que expuso su vida por los desprotegidos, ahora se encuentra al lado de Dios, y será a través de su memoria que nos invita a trabajar contra los abusos de los que están en los poderes políticos y económicos, con los que no tienen vergüenza, con los que pagan asesinos para acallar voces como la del sacerdote”

Marcelo Pérez, de 50 años y quien contaba con medidas de protección cautelares de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), fue ejecutado luego de oficiar una misa en el barrio Cuxtitali de la ciudad turistica de San Cristóbal de las Casas.

Originario de la etnia maya tsotsil, el sacerdote había recibido amenazas presuntamente de grupos armados y la violencia que sacude a Chiapas, escenario de una cruenta lucha entre grupos del crimen organizado, dedicados también a la extorsión y el tráfico de personas migrantes.

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