Cuatro coronas olímpicas consecutivas ya le abrieron al cubano Mijaín López las puertas del Olimpo, pero esta superestrella de la lucha grecorromana quiere colgarse una quinta en París-2024 y ocupar el trono del mismísimo Zeus.
«Voy a repetir», el título en París, aseguró López a la AFP en marzo.
«Claro que sí, solo es entrenamiento y todo va a salir como siempre», dijo cuando comenzaba la fase final de su preparación rumbo a los Juegos Olímpicos, donde debuta este lunes.
Hace tres años en Tokio, López igualó la hazaña de los estadounidenses Carl Lewis (salto largo), Michael Phelps (natación) y Alfred Oerter (disco), así como del danés Paul Elvstrom (vela) y de la japonesa Kaori Icho (lucha), todos campeones en cuatro citas olímpicas al hilo en una misma prueba individual.
En París, López, dueño de los títulos de Pekín-2008, Londres-2012, Rio de Janeiro-2016 y Tokio-2020, pretende convertirse en el primero en coronarse en una quinta consecutiva, otra proeza para su brillante palmarés, que también incluye cinco oros mundiales.
De formidable potencia física, alta maestría deportiva e inusual velocidad para un luchador de pesos pesados, el «Gigante de Herradura», como le conocen los cubanos, ha tenido una preparación de lujo para París, después de casi tres años sin competir.
– Biológicamente «joven» –
En entrenamientos en Croacia y Bulgaria, el deportista, de 41 años, peleó con la mayoría de los rivales que enfrentará en la capital francesa, todos más jóvenes que él.
«A todo el mundo le preocupa mucho la edad, pero la edad también suma experiencia», advierte su preparador, Raúl Trujillo, quien ya lo guió a las medallas de oro en Rio y en Tokio. Mijaín «tiene una edad biológica de un atleta joven», remata.
Trujillo tampoco se mostró preocupado por el peso (130 kg), que López siempre ha considerado su principal desafío, pues «tiene un apetito insaciable», según Leonor Núñez, su madre.
En Herradura, un pueblo rural 140 km al oeste de La Habana, donde nació y es venerado, López curtió su físico trabajando en el campo con su padre y descubrió su pasión por el deporte de los tackles, incluso antes de que un profesor de lucha lo descubriera a los ocho años.
De niño, sus hermanos Misael y Michel, que practicaron remo y boxeo, intentaron animarlo a subir al ring, pero «nunca» le gustó, contó en la entrevista.
En su camino a París, debió superar el momento más difícil de su vida, la muerte a finales de 2023 de su padre, Bartolo López, a quien definía como su «principal rival». «Él sabe, dondequiera que esté, que dejó un soldado que va a dar siempre lo máximo para obtener ese resultado», apuntó.
– «Quedará en la historia» –
Aunque vive y entrena en La Habana siempre vuelve a su terruño Herradura, donde aprendió a trazarse metas ambiciosas y a trabajar duro para cumplirlas, como única manera de «ser algo grande en la vida».
«Eso estaba en la mentalidad de Mijaín (…) y creo que es lo que he logrado en mi carrera deportiva», añadió.
En el mundo del deporte es admirado por su disciplina, tenacidad y su agresividad sobre las colchonetas, pues, como un gladiador romano, no da respiro a sus adversarios.
«Es un atleta excepcional, disciplinado y constante», precisa su entrenador, que confía «plenamente» en que López «quedará en la historia» con «esa quinta corona» olímpica.
En cinco ediciones de estos Juegos, este luchador fuera de serie suma 18 victorias y una sola derrota en Atenas-2004. En Tokio ningún luchador logró marcarle un punto.
Fuera de las colchonetas, López, divorciado y con dos hijos, incluido un varón de 13 años que da sus primeros pasos en la lucha, disfruta de la buena mesa y sigue la carrera de varias estrellas del deporte cubano, entre ellos, el veterano de la UFC Yoel Romero, los boxeadores Robeisy Ramírez y Andy Cruz y el beisbolista de ls Grandes Ligas, Aroldis Chapman, todos emigrados.
«Son atletas extraordinarios», afirmó López, cuya única frustración es no haber podido practicar rugby, un deporte que lo apasiona tanto como la lucha.
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