Suffolk, Nueva York.- En una resolución judicial significativa, Wilson Felipe Andrade Molina, de 38 años, fue sentenciado a una pena de entre 50 años y cadena perpetua tras ser hallado culpable del apuñalamiento mortal de su primo, Miguel Andrade Cando, así como del intento de homicidio de la novia de la víctima.
Los trágicos eventos ocurrieron el 30 de marzo de 2023 en Hauppauge, Long Island.
El fiscal de distrito del condado de Suffolk, Ray Tierney, emitió un comunicado el miércoles, destacando que «si bien esta sentencia no puede deshacer el dolor y el sufrimiento causados, esperamos que proporcione alguna medida de cierre para las víctimas y sus familias».
Los detalles del crimen revelan una secuencia escalofriante. Andrade Molina y Andrade Cando, quienes laboraban como maquinistas para «Electronic Machine Parts», llegaron a su lugar de trabajo antes de las 7:30 a.m. (hora local), en un arrebato de violencia, Andrade Molina apuñaló fatalmente a su primo en el cuello.
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El dueño de la empresa descubrió el cuerpo de Andrade Cando y alertó a las autoridades.
Inmediatamente después del ataque, Andrade Molina se dirigió a la residencia que la víctima compartía en Brentwood con su novia, Santa Peña, y el hijo de 21 años de ella. En un acto cruel, le propinó a Peña nueve heridas punzantes, quien, a pesar de sus graves lesiones, logró sobrevivir tras semanas de cuidados intensivos en el hospital.
El hijo de Peña, alertado por los gritos de su madre, intentó intervenir, pero fue igualmente amenazado por Andrade Molina.
Según informes, el agresor confesó el crimen a su propia novia a través de una llamada telefónica, lo que llevó a ella a contactar a la policía. Mientras tanto, las autoridades se enteraron del apuñalamiento en Hauppauge, y en una rápida actuación, localizaron al atacante en Bay Shore antes de las 9:00 a.m. del mismo día en que se desarrollaron los hechos.
Aunque el motivo del ataque sigue siendo incierto, el 23 de mayo, Andrade Molina fue declarado culpable de agresión, homicidio e intento de homicidio. El juez de la Corte Suprema, Tim Mazzei, impuso la máxima pena posible, que incluye 50 años a cadena perpetua y cinco años de libertad condicional posterior a su eventual liberación.
